Vuelta a la normalidad

Finalizan las fiestas de la Misericòrdia y con ellas la normalidad vuelve a nuestras vidas, dado que con ellas finalizan, prácticamente, el verano, las vacaciones y otras muchas cosas, vuelve, digo, la vida normal.
Con la finalización de las fiestas y el inicio del curso escolar, comienza para muchos un nuevo año, independientemente de que sea doce de septiembre o uno de enero, el año empieza después de ese ciclo tan importante como es para Burriana o Vila-real la celebración de las fiestas patronales de septiembre.
Y si “balanceamos” la semana festiva, es decir, hacemos balance, vemos que, nuevamente las fiestas la salvan las peñas y los ciudadanos, que son quienes, también sacarán a este país de la crisis y no los responsables políticos que preparan un pobre programa festivo carente, en muchas ocasiones, de originalidad ganas de mejorar y mucha, mucha comodidad personal.
Las fiestas, digo, las han salvado las peñas por los numerosos actos que han venido llevando a cabo sin ninguna colaboración, como no sea el escenario, de nuestro Magnífic que con la excusa de la crisis, vuelve a lo mismo de siempre, los toros como casi único plato de las fiestas, el resto, en la mayoría de ocasiones lo organizan las peñas o los particulares.
Este doble gasto de los ciudadanos de la organización general y de los actos particulares, ante la escasez de los primeros, es como el presunto “ecopago” en sanidad, es decir, pagamos las fiestas generales y las particulares, pagamos dos veces.

En cualquier caso la participación ha sido importante y todo ello gracias a las peñas, los pubs, los casales sin peña que han organizado actividades y a todo el público en general que sólo tenía un objetivo, pasárselo bien durante unos días y olvidarse por unos muchos instantes de la crisis de Grecia y la de aquí, del décimo aniversario del 11 – S y del agobio y la presión a la que a lo largo del resto del año estamos sometidos.
Este lunes, doce de septiembre, empieza el nuevo año, ahora vuelven, dentro de nada, las presentaciones falleras, los dolores de cabeza para reemprender una vida de normalidad, el cole de los niños, la vuelta al trabajo de aquel que lo tiene y la marcha de los hijos mayores a la universidad, la cuesta-cuestísima de septiembre y la ilusión del sorteo de Navidad que toca a muchos pero nunca a nosotros, aunque yo prefiero el cupon de la ONCE o el euromillón, que tampoco nos toca.
En fin, para todos buena rentree y que todos seamos muy felices y buenos durante este “ardiente” otoño que se nos avecina y si no, al tiempo.

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