Un ramito de violetas. Bonito detalle

Anoche escuchaba la canción “Un ramito de violetas” en la versión original de Cecilia y en ella nos narra como una persona recibe, cada nueve de noviembre, un ramito de violetas sin tarjeta identificativa; como alguien le mandaba flores por primavera y, de vez en cuando unas poesías que devolvían la alegría a una vida monótona.
La bella historia contada y cantada por Cecilia y versionada por una gran cantidad de cantantes, se adentra en la vida común de una pareja y en ella la trama de unas personas en las que la ilusión de ambos se manifiesta a través de la comunicación o incomunicación, según se mire, que existe entre ambos.
Ella, ilusionada por lo que recibe, simplemente, unos poemas, unas cartas, unas flores y un ramito de violetas y él contento al ver que con lo que, secretamente, le mandaba había recuperado la alegría; ambos se miran y luego callan.
A quien no le gustaría escribir unas cartas y unos versos a la persona amada, aunque ella no supiera quien se las manda o que las escribe y las guarda en un cajón para descubrir algún día y, al mismo tiempo, a quien no le gustaría enviar unas hermosas palabras en forma de carta o de poesía. A quien no le gustaría recibir cada primavera un ramo de flores y por su cumpleaños un ramito de violetas de forma anónima.
A veces, cuando faltan o escasean las palabras, las letras pueden brindar la oportunidad de escribir aquello que no nos atrevemos a decir con la palabra y actuamos de una manera diferente para brindar a nuestra pareja, a un amigo, a un padre, a un hijo o a cualquier persona apreciada aquello que la velocidad de la vida no nos posibilita decir o no nos atrevemos.
La vida está llena de pequeños detalles muchas veces de pequeño valor, que muestran la calidad de las personas, el sentimiento humano y la estima y sensibilidad humana de quien se atreve a dar ese paso.
En ocasiones, pensamos que el no poder regalar algo valioso es una falta de cariño; pensamos que no regalar algo por un cumpleaños es una falta de aprecio hacia el otro/a, cundo la realidad está en los pequeños detalles, en esa flor regalada un día cualquiera, en esa palabra cariñosa dicha cuando se requiere y en ese gesto de complicidad hecho en el momento necesario.
La materialidad de la vida ”moderna” nos lleva a tener de todo y es en ese afán de tenerlo todo cuando nos distraemos de la realidad y no apreciamos la necesidad de la persona o el gusto de la misma por los pequeños detalles, cosa muy importante en el día a día.
De vez en cuando, deberíamos apearnos del frenesí diario para ver la realidad en la soledad de la amistad y de las relaciones humanas, seguro que encontraríamos lo que nos hace o les hace falta, aunque sólo sea un ramito de violetas. Bonito detalle.

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