Llegan las fiestas patronales


Finaliza agosto y decimos que con su fin volvemos a la normalidad, pero no es así, con la llegada de septiembre, Burriana y Vila-real, se enfrascan en una semana de vorágine festiva en la que ambas poblaciones honran a sus patronas, la Mare de Déu de la Misericòrdia y la Mare de Déu de Gracia, respectivamente.
Nos adentramos en septiembre y ya el primer día comienzan los exámenes para quienes les ha quedado alguna en el bachillerato o estudian en la Universidad sin haber sido absorbidos, todavía, por los grados; mientras, otros enclaustrados en las bibliotecas o habitaciones preparan con intensidad la selectividad para la universidad.
Llega septiembre, con los bolsillos vacíos por haber alargado, en exceso, lo gastado en verano; llega septiembre, digo y acudimos, con urgencia a las librerías para los libros de los niños, les probamos el uniforme y nos damos cuenta que con el estirón del verano, se le ha quedado pequeño, corriendo a la modista o a la abuela para que les saque el doble del pantalón o de la falda o a por un uniforme nuevo; el agujero en el bolsillo continúa haciéndose más grande. Y por si eso no fuera bastante, llegan las fiestas patronales, la peña del niño, con su casal, su equipo de música, la blusa y el pantalón, etc. La peña de los “Papis” el extra para las cenas, el casal y otros imprevistos.
En fin que si a finales de agosto teníamos un pequeño agujero en el bolsillo, a principios de septiembre se ha convertido en un agujero más grande que el de la capa de ozono. Pero, además con septiembre empieza el periodo para pagar los impuestos municipales, el Impuesto sobre Bienes Inmuebles –tanto de naturaleza urbana como rústica-, del Impuesto sobre Bienes de Características Especiales y del Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE), menuda se nos espera.
Y por si no fuera bastante vence el seguro del coche, el de la vivienda y el de vida, casi nada, menudo otoño más calentito y apuradito vamos a tener, como para que vengan los políticos con sus promesas a empañar nuestra, relativa, tranquilidad con la campaña electoral.
No pretendo, lector de este artículo, amargarte las fiestas, dado que ellas son para disfrute de los ciudadanos, yo lo voy a intentar, dentro de lo que pueda, que tampoco estoy para derroches, pero controlate con el bolsillo y con lo demás que luego llega el resto de septiembre y es peor que la peor de las cuestas de enero y deseas que ese mes tenga veintiocho días, pero no, siempre ha tenido treinta y esos dos días de más, se notan.
Disfruta de las fiestas y controlate, pero disfruta, que día que se va, día que no vuelve y, a pesar de que el programa de fiestas también está en crisis, unos vinitos con los amigos y conocidos no está nada mal y servidor, y supongo que otros muchos más, te desea que las pases muy felices.

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