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Mostrando entradas de enero, 2020

530 y a por más

He tenido la curiosidad de contar los artículos escritos desde que comencé con este blog y tras el recuento oportuno he podido comprobar que en este décimo aniversario desde que comencé a utilizar este medio para expresar mis pensamientos y a través de ellos mi forma de ser, he escrito, mejor dicho, publicados, quinientos treinta artículos y digo publicados y no escritos porque algunos de los redactados no han sido publicados y es que mi autocensura, tras escribirlos, me ha aconsejado no publicarlos. La pregunta ante lo anteriormente dicho es ¿Por qué? Y la respuesta es rápida, algunos de ellos corresponden a fuertes motivaciones que me han conducido a escribir algo que podía herir la sensibilidad de alguna persona; porque me radicalizaba en cierta manera de mismo pensamientos tranquilos y más o menos sosegados y también porque, tras su redacción no me parecía estético. Sin embargo, durante este tiempo han ocurrido a mi alrededor y en mi propia persona muchos acontecimientos

Me estáis desencantando

Este año he escrito carta a los Reyes Magos de Oriente y es que he pensado que para pedirles lo mismo que años anteriores y que no me lo traigan, prefiero no escribirles la carta y que me traigan lo que quieran, ellos saben que me porto bien, que colaboro en lo que puedo, que trabajo lo mejor que sé y que, en líneas generales, soy buen chico. A pesar de no haberles escrito, se han portado bien y me han traído algo de ropa, un libro que ya he comenzado y resulta ponerse interesante y, como no, una buena botella de vino, como si supieran que me gusta el vino para compartir y departir con amigos y conocidos. Y es que si les hubiera tenido que escribir la carta, les hubiera mandado una copia de la de cualquier otro año con las mismas peticiones incumplidas que no me trajeron hace ahora, justamente, trescientos setenta y cinco días. Me sabe mal decirlo, por pesado, pero es que me gustaría que me trajeran una remodelación importante del centro y casco histórico de esta ciudad q

Una gran cantera para asegurar el futuro

Es un domingo fresquito de esos nuestros inviernos suaves a la orilla del mar. No llueve tras los cristales gélidos de esa ventana que me conecta con la Plana, sus carreteras y sus caminos. Apenas se escucha el bullicio de la gente por la calle y es que las grandes superficies han abierto sus puertas para, a través de la rebajas, sacarnos los restos del peculio que nos ha sobrado de las suculentas fiestas comerciales que acabamos de dejar atrás, justo en el momento en el que los niños reciben, absortos y nerviosos, los regalos que les traen SS.MM. los Reyes Magos. Cae la tarde, la noche se va adueñando del cielo y de las calles que encienden sus luces, ya sin adornos navideños, y es en ese momento, harto de lo que estoy viendo, cuando recuerdo que hay organizado un concierto de un trío musical que, todavía no había escuchado. Me dirijo a la sala de actuaciones, gente en alguna terraza, unos pocos que van en mi misma dirección y lugar, una señora que pasea un perro con su bote