He terminado de leer "Don Fabrizzio"

Acabo de leer un libro, una novela negra de mi amigo y paisano, de aquí y de allí, Joan Pla. El libro se titula "Don Fabrizzio i un cadaver al Prince Building", una narración que trata sobre unos asesinatos y sus complicaciones en el mundo de la corrupción política y las extorsiones a algunos empresarios para que les autofinancien sus campañas electorales y muchos de sus caprichos personales, incluidos favores sexuales.

 El libro ambientado, geográficamente sólo, en diferentes lugares de nuestras poblaciones aunque es muy probable que la trama haya sido un apunte de la realidad diaria que hemos podido leer a lo largo de los últimos años en "algunos" medios de comunicación provincial, aunque sin lugar a dudas, una vez más, la realidad del día a día, supera con creces la ficción.

El juicio o la crítica literaria de la novela no soy yo quien vaya a realizarla, para ello ya están los críticos literarios, sin embargo, mi análisis se refiere a la comparación de la obra literaria con algunas situaciones vividas en un periodo de abundancia en nuestras comarcas desde hace unos años a esta parte.
En esta zona, dedicada durante muchísimos años al monocultivo de la naranja y durante varias décadas al monocultivo de la construcción y del azulejo, hemos vivido una fase de bonanza en la que la construcción daba "pingües" beneficios y el azulejo no se ha quedado atrás, aunque después de decir esto me viene al pensamiento aquello de que era la construcción o la especulación quien generaba los beneficios?
Bien pues, sea cual fuere la actividad que producía riqueza ha conllevado, aquí y en otros lugares, que las comisiones bajo mano, por decirlo de forma fina, o la compra de cargos públicos, por entrar más al grano, han supuesto situaciones que han llenado y están llenando muchas páginas de periódicos, cabeceras de programas de radio o televisión y estudios de investigación de todos ellos que han destapado casos de corrupción que llenan los juzgados.
Este libro se adentra en una pequeña trama que el lector puede trasladar a su alrededor y ver si se han producido situaciones similares, bien sea por un aeropuerto, por un PAI, por la construcción de un club náutico o por el simple desarrollo de nuestros pueblos y ciudades.
La ficción, en este caso, ha sido superada por la realidad, aunque la realidad que conocemos no es más que la punta de un iceberg que disolverá sus frías y heladas nieves en un mar al que únicamente le aporta un poco de agua dulce aminorando lo salado de las aguas de nuestro mar sin que ese sacrificio reporte grandes beneficios a nada y a nadie.
Al final de su lectura y como dice el propio autor, nada es lo que es ni lo que parece.

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