Gilipollas
Los hay imbéciles, por decir
algo. Pero también los hay estúpidos, analfabetos sociales o imprudentes cuya
cabeza no tiene más que serrín, por aquello de decir que tienen algo.
Eran cinco minutos antes de
las diez de esta misma noche cuando me disponía a abrir la ventana de mi casa
para aplaudir a todo ese colectivo de profesionales que está trabajando de
forma incansable para ayudar a todas las personas que han sido infectadas por
ese bichito que ha sembrado el pánico en todo el mundo.
Faltaban trescientos
segundos para que las campanas tañeran la hora exacta de la convocatoria cuando
diversos vecinos abrían también sus ventanas y por debajo de la mía pasaban
pasaban cuatro jóvenes escuchando música, riéndose y gritando sus cosas.
De repente, desde un balcón
se les espetó su irresponsabilidad y se les dijo que se marcharan a casa a lo
que ellos mofándose del consejo continuaron con los suyo, su música, sus voces
y sus juegos. Ante esto, sólo se me ocurrió gritarles “gilipollas”.
No sé si se ofendieron, me
da igual. Ni me interesan sus nombres, ni saber quienes eran, ni conocer a sus
familiares, pero sí que considero que con su actitud, nada seria ante la
situación que vivimos, han hecho honor a lo que son. Unos gilipollas.
PD. Perdón por la expresión, no he podido resistirme
Comentarios
Publicar un comentario