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Mostrando entradas de febrero, 2013

Me gustaría equivocarme

Si el pasado artículo caducó poco después de escribirlo, al haberse producido de forma rápida, nuevas   vertiginosas rectificaciones que constituían la noticia de que se admitía a trámite de estudio la propuesta de la donación en pago, hoy, hace escasamente unas pocas horas escuchábamos, leíamos y veíamos la noticia de que una señora se había quemado a lo bonzo en una sucursal de Almassora y eso duele por muchas cosas y, especialmente, por la cercanía. Esta noticia no caduca, si no es esta señora, son dos ancianos en el País Vasco o en cualquier otra parte de nuestra geografía que ponen fin a su vida por no verse en la calle, ellos y toda su familia, todo por el simple hecho de haber perdido un trabajo y quedarse sin ingresos. Si además de no tener trabajo, ni ingresos, te tienes que ver en la calle se llega a la desesperación y estos señores han elegido la opción más personal, pero otros pueden tirar por la calle de En medio y pasar algo que nadie se espera, aunque si se puede

A velocidad desenfrenada

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No se como empezar a escribir, y es que creo que desde el último artículo que escribí, las cosas, los hechos y los acontecimientos han ido tan deprisa y han ocurrido tantas cosas que creo que me estoy haciendo mayor a gran velocidad. Todavía no se ha producido, a estas horas, la noticia del día y es que con tantos frentes abiertos, tanto en el interior como en el exterior lo que hoy es válido, mañana ya es antiguo y si han pillado a uno trincando pasta, mañana pillan a otro que trincado más; si uno ha estafado a Hacienda, esa que según dicen somos todos, el otro ha estafado más y así van pasando los días y las noches con la intranquilidad de cual será la noticia de mañana que dejará antigua a la de hoy. No es que sea exagerado, pero la realidad es así y si en las últimas semanas hemos leído, visto y escuchado todo lo que hemos leído, visto y escuchado, estamos para ir al psiquiatra o cuanto menos al psicólogo porque nos estamos volviendo, todos, un poco locos. El mundo andab

caña y proximidad

Ya lo se Rosa, ya lo se, llevo unos días que no escribo nada y eso a pesar de que me dijiste que te gustaban más los artículos cuando hablo de algo cercano a nosotros que cuando divago por otros páramos un poco más alegados y al mismo tiempo que les diera caña, como si a ellos, a los de siempre, hiciera falta que les dieran caña, no van ni arreándoles como a los burros, con perdón. Y yo, en aquel momento, te contesté que a mí no me gusta darle caña a nadie, yo lo que hago es hablar de las cosas que pasan a mi alrededor y explico, dentro de lo que sé, lo que me parece bien y lo que no me parece tan bien, si a alguien le molesta, es porque no tendrá la conciencia tranquila, igual como a mi me ocurre a veces, no te creas que siempre la tengo tan tranquila. Hay momentos en que la intranquilidad no me deja dormir y no es porque tenga remordimientos, es porque, de vez en cuando, las cosas o no las hago bien o no me salen bien, pero hay una cosa que si que intento y es que quiero hacerlas