caña y proximidad


Ya lo se Rosa, ya lo se, llevo unos días que no escribo nada y eso a pesar de que me dijiste que te gustaban más los artículos cuando hablo de algo cercano a nosotros que cuando divago por otros páramos un poco más alegados y al mismo tiempo que les diera caña, como si a ellos, a los de siempre, hiciera falta que les dieran caña, no van ni arreándoles como a los burros, con perdón.
Y yo, en aquel momento, te contesté que a mí no me gusta darle caña a nadie, yo lo que hago es hablar de las cosas que pasan a mi alrededor y explico, dentro de lo que sé, lo que me parece bien y lo que no me parece tan bien, si a alguien le molesta, es porque no tendrá la conciencia tranquila, igual como a mi me ocurre a veces, no te creas que siempre la tengo tan tranquila. Hay momentos en que la intranquilidad no me deja dormir y no es porque tenga remordimientos, es porque, de vez en cuando, las cosas o no las hago bien o no me salen bien, pero hay una cosa que si que intento y es que quiero hacerlas bien, otra muy diferente es que me salgan.
Nada que eso, que hoy entre el viento que hace, el resfriado que llevo, el malestar general sólo se ve compensado con el magnífico día de sol que está haciendo y al decir esto de magnífico me ha venido a la memoria el nuestro, nuestro Magnífico que si no teníamos bastante con lo que tenemos, ahora debemos pagar más de un millón de euros sobre el mismo tema, la papelera, y al mismo que ya le pagamos doce milloncejos del alma por algo que, seguramente, ni tu ni yo acabamos de entender. Y por cierto, he visto a un vecino y me ha dicho que es muy posible que dentro de poco salga una nueva sentencia en la que se dicte al ayuntamiento que tiene que pagar más de dos millones por lo mismo, aunque en este caso ya no será al mismo, será a otros. Menudo negocio.
En fin que nada que esta mañana he salido a la calle y me he dado cuenta, gracias al viento que hizo ayer que las florecitas de ese macetero elevado que han puesto a la farola del Pla no son naturales, ya me parecía a mi que sus flores duraban demasiado y no había visto a nadie regarlas. Ingenuo de mi, yo que pensaba que esas florecitas eran auténticas, mi gozo en un pozo.
Eso, que con el resfriado y el chaquetón, me he dado cuenta que ha llegado el frío, y esa situación de la que no nos acordábamos hace quince días en que todavía íbamos en manga de camisa y ahora ya me ves, con el pañuelo en la mano, limpiándome insistentemente los ojos que me lloran, por todo y por todos, y ese insistentemente hilo de mucosidad que no he podido atajar al no tener un Narine, creo que se llama así, que te corta la sensación de mucosidad y en este caso no ha sido por desatención de la farmacia, es que no tenía en casa, porque igual que el frío, me ha pillado desprevenido.
Ya ves, hoy he sido bueno no he dado caña a nadie y además tengo que decir que, mientras escribo esto, delante de mi hay un precioso paisaje que me ayuda a llevar una jornada lo más hermosa posible. Saludos para todos.

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