Sin guindas y sin pastel


La historia de las personas y las colectividades está llena de pequeños detalles y, a veces estos, complementan los actos importantes de la vida de un pueblo o ciudad, pero de ahí a que sólo se viva de pequeños detalles que conforman el día a día y que, muchos de estos pequeños detalles no formen un detalle importante o se dejen de lado los actos importantes de una ciudad, es otro cantar.
Leo los comentarios de algunas personas por las Redes sobre la intensa actividad que está llevando a cabo el equipo de gobierno municipal de Burriana y, realmente, es para echarse a llorar, no por los comentarios en sí, que también, sino por los hechos comentados y es que la trascendencia de los mismos en ningún caso van a sacar a Burriana de esa situación de “impass” en la que se encuentra, aunque a este paso no será de “impass”, sino una situación eterna.

Estamos asistiendo, ante la falta de acierto en las decisiones a tomar, a una serie de actos catalogados por muchos, entre los que me encuentro, de absurdos, idiotas, de actos sumarísimos para el transcurrir diario de nuestra ciudad que no sirven ni como guindas para un pastel, dado que no tenemos ni pastel.
Que a lo largo de los cien días que han pasado desde la toma de posesión los titulares más sonados sean que se le ha retirado la medalla de la ciudad a Franco, que se haya tomado el acuerdo de que en Burriana no puedan actuar circos con animales; que se hayan retirado las placas de las inauguraciones en las que aparece algún nombre de algún imputado en ellas, es vital para el devenir de nuestra ciudad. Si señor. Así nos va y así nos ven.

Mientras todo esto ocurría en Burriana, otras poblaciones reclaman instalaciones públicas para mejorar su estación de ferrocarril, se preocupan de tener alguna delegación de instituciones supramunicipales, autonómicas o estatales; muestran interés por poner las condiciones adecuadas para crear puestos de trabajo y de que, entre otros, el sector comercial recupere parte del potencial perdido. Igualito que aquí.
Cien días de gestión no es un tiempo excesivo para ver grandes logros, pero si alguno; estos algo más de tres meses nos deberían haber dado síntomas de algo y es que la verdad, no terminan de verse soluciones para los grandes problemas que tiene planteados esta ciudad para situarse de cara al futuro. Recursos y posibilidades, los tiene, pero no se acierta al fallar un proyecto de ciudad que oriente sus actividad y gestión hacia un punto determinado y no es porque haya varios puntos que diversifiquen las fuerzas, no, es que no hay ningún punto en el horizonte al que dirigirla.

Me duele analizar lo analizado y hay otras muchas cosas que me dejo en el tintero de mi pensamiento para no ser tan agorero, pero en verdad, con la de cosas que hay pendientes y que salgamos por estas, es tremendo.
Ponemos en duda el Arenal Sound, eliminamos el Mercaplaya, mantenemos cerrado el Museu de la Taronja, tenemos el IES Llombai en estado ruinoso; tenemos una avenida con un poste de electricidad en el medio de la vía; unidades de ejecución abandonadas y sin resolución ni solución, en fin, la solución de alguno de estos pequeños problemas si que serían detalles de gestión, los otros son actos de galería para contentar a los afines y a muchos cuyo rencor les puede y que son más amantes del poder y del pecunio que del verdadero motivo para el que han sido elegidos, a pesar de que algunos están en la sombra y en lista de espera.

Nada, eso que seguimos sin guindas y sin pastel.

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