Comentarios entre plumillas
Me contaba un amigo
plumilla de uno de esos pueblos del norte de la provincia de Castellón que tras
las elecciones municipales pasadas, en las que se perdieron las mayorías
absolutas, se había configurado un tripartito con el cual se había renovado el
posante sobre el sillón de la alcaldía y que ello, a más de cien días de la
toma de posesión, no había comportado ninguna mejora sustancial al día a día de
la población.
Me relataba, las
ilusiones de la gente que había depositado su voto a favor de un cambio y del
final de unas mayorías que habían conllevado un halo de esperanza en que se
ventilaran las dependencias después de dieciséis años ininterrumpidos de un
mismo partido de gobierno que se había convertido en una agencia de colocación
de sus propios y otras muchas cosas más …
Sin embargo, al
analizar el periodo transcurrido desde la última toma de posesión hasta la
actualidad se encontraba desmotivado, desmoralizado y con pocos visos de que
fuera a mejorar, se refería a la gestión municipal, no a su mermado optimismo y
es que, hasta los redactores diarios de la actualidad tenían ganas de un cambio.
Me comentaba la
descoordinación de los grupos gobernantes, el desconcierto del gabinete de
alcaldía, el mal funcionamiento del gabinete de comunicación mal llamado de
prensa y de los personalismos de los responsables de algunos concejales que,
incluso, oscurecían la imagen del propio alcalde.
En fin, no dejaba
títere con cabeza y me relataba las conversaciones que tenía con algunos
ciudadanos de la calle descontentos con la gestión del día a día que no se veía,
ni siquiera, con pequeños logros.
Incluso, me
manifestó, que llegó a sugerirle a su alcalde que diera un golpe en la mesa,
sacara, aunque fuera sólo un poco, el genio que no aparentaba y que
reorganizara las concejalías que no funcionaban bien; que reestructurara el
gabinete de alcaldía y que recuperara para sí el gabinete de comunicación con
la finalidad de saber llegar al ciudadano, que al fin y al cabo es su principal
objetivo.
Tras largo rato de
conversación, nos despedimos, y nos emplazamos para dentro de un mes para
hablar de otros proyectos que tenemos en común y me puse a pensar en nuestros
municipios más próximos y concluí que esta fórmula ha funcionado y funciona en
Vila-real y cuando miro al Magnífic me callo y me voy a dormir, es lo mejor que
puedo hacer. Mañana más, aunque no sé si mejor….
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