Tarancón entre el olvido y la indifierencia institucional
El pasado jueves
asistí a la charla que un monje de Montserrat, Josep Miquel Bausset, dió sobre
la vida y obra de tan insigne personaje como es el cardenal Vicente Enrique y
Tarancón y en ella, nuevamente, se reivindicó por parte del ponente y de Jordi Bort,
persona que mantiene viva la llama y el mensaje del cardenal, la apertura del
Museo construido hace diez años y no abierto al público, dicen que por falta de
dinero, pero la realidad es otra, es por la falta de interés, motivación y tal
vez capacidad de quien debería hacer lo que fuera para que se abriera al
público como museo y como centro de investigación del mensaje de una gran
persona y un gran humanista.
Los responsables de
tan insigne irresponsabilidad compartían tribuna con los reclamantes y ante un
público motivado por la figura y la personalidad del personaje, fuimos algunos
quienes nos replanteamos el tema. El cardenal Tarancón falleció hace dieciocho
años y desde entonces hasta ahora, sólo la voluntad férrea de la familia y de
alguna otra persona han impedido que este legado no se haya ido hacia otras
poblaciones. Sólo el interés de pocas personas ha sido capaz de mantener vivo el
mensaje de un hijo predilecto de una población cuyos mandatarios se preocupan
de darle un nombre, hacerse la foto y luego si te he visto no me acuerdo.Desde el momento del fallecimiento del cardenal, siendo concejal de cultura Josep Palomero, se habló del legado de Tarancón. Poco tiempo después accedía a este cargo José Ramón Calpe, actual alcalde de nuestra ciudad y desde entonces hasta la fecha, 18 años, nada se ha adelantado sobre los escritos y otros objetos donados por la familia al municipio. En la actualidad, Quique Safont, concejal de cultura sigue los pasos de su antecesor.
Se construyó un
edificio, a todas luces pequeño, que ha permanecido cerrado desde el día de su
inauguración a bombo y platillo, eso sí, con muchas fotos, personalidades y
discursos, pero “na de na”.
Reiteradamente
reivindico para una serie de personalidades de Burriana una distinción, pero mi
objetivo no es, únicamente, que les den una medalla, un título o cualquier otra
galardón, mi objetivo es que a esas personas que tienen una historia, un
patrimonio y un legado, se les reconozca pública e institucionalmente el papel
que les corresponde y que quienes deben, sean capaces de recopilar la parte de
historia que les pertenece a cada uno.
Con respecto al
cardenal y por más que se celebrara el centenario de su nacimiento, ¿quien se
acuerda?; ¿que queda de él? ¿Para que sirvió? Son preguntas que todavía me hago
y para las que no encuentro una respuesta adecuada, con visión interna y
externa al municipio, capaz de revitalizar la imagen de una persona nacida en
una ciudad que necesita muchos personajes similares y a otros que sepan
reconocer la capacidad de ellos y que le sirvan para sacarla de esa apatía
cultural en la que nos están sumiendo.
En cualquier caso, no
me queda más que agradecer a Jordi Bort, a la familia del cardenal y al monje
que dió la conferencia que mantengan viva la llama del cardenal Tarancón por
unos años y probablemente lleguen otros que sepan reconocer su valúa como
persona y como pensador. Para los demás “vergonya cavallers, vergonya”.
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