Con la cabeza caliente

Hoy tengo la cabeza caliente, me explota, los pensamientos y los problemas me acucian y sólo me salen ideas negativas que me llevan a situaciones nada positivas.

Miro a mi alrededor y no termino de encontrar solución a los problemas, personales y colectivos que a unos y otros nos intranquilizan y desasosiegan, incluso nuestros descansos nocturnos, con lo cual el resto de la jornada discurre entre el cansancio y la inquietud.

Hoy no he querido leer ni los periódicos, ni los de papel, ni los digitales, no me apetece, quiero pasar de ellos y de lo que ocurre a mi alrededor ya que no quiero intranquilizarme más, aunque, si tal vez los leo, el análisis de la situación de los demás, puede alegrarme un poco un primaveral y solado día a pesar de verlo, visión personal, todo muy gris.

Es muy posible que el no tomarme mi Ibuprofeno matinal me haya hecho decaer la moral por los suelos y es que, a veces, los fármacos no sólo ayudan a aliviar el dolor, sin también tienen un aspecto revitalizador del espíritu, ese que no se ve y que no se recibe con los trasplantes por que el ánimo de uno está en el interior de la cabeza, esa que algunos sólo usan para hacerse el pelo y para maquinar pocas cosas buenas.

En fin, hoy no tengo ganas de comentar nada, aunque el pasado martes fuera al pleno municipal y viera lo que vi y de lo que se habló. Del parking de la terraza Payá, de los presupuestos para el próximo año y de otros temas que, se supone, son de interés general. En fin, otro día más, ahora voy a tomarme mi pastillita y a ver si me recupero.