En el Belén se puede armar

Estamos en periodo de desmitificaciones y creo que eso es algo que nos está haciendo mucho daño, nos hace cada día más agnósticos e incrédulos porque nos damos cuenta que lo que ayer servía, hoy ha quedado anticuado, en desuso, trasnochado o, tal vez, no era como nos habían dicho.

Desde que empezó a desmitificarse lo de que los niños  venían de París todo ha ido cambiando. Nos han tirado por los suelos al ciclista norteamericano Lance Armstrong; nos dicen que la Sábana Santa no es del tiempo de Jesucristo; le quitan un Tour a Contador; nos dicen que la Rocio Jurado no es lo que aparentaba y que la Pantoja, ni te cuento; de los políticos, mejor ni hablar porque su teoría es “donde dije digo, digo Diego”, dentro de nada nos dicen que Cristóbal Colón no descubrió América o que lo de la batalla del Cid Campeador, después de muerto, no es verdad.

Para postre, ahora nos terminan de decir y, nada más y nada menos que por la voz o mejor dicho por las palabras escritas del Santo Padre, que en el portal de Belén no había ni buey, ni mula. Sólo nos faltaba esto. Y, ahora, en puertas de la Navidad ¿Qué hago? ¿Coloco a la burra y el buey en mi belén o no?

Toda la vida los he puesto y ahora si los pongo voy a contra corriente a mi me hubiera gustado que se hubiera dicho que quien no existía era el “caganer”, aunque su acto no fuera ni más ni menos que una necesidad fisiológica, pero lo de la mula y el buey si que no me lo esperaba. Era de lo último.

Yo tenía la imagen de la mula y el buey a cada uno de los lados del establo dando calor a una fría cueva, aunque si lo miras bien y dada la importancia y la necesidad de salubridad del acto del nacimiento de una persona, casi mejor que no estuvieran, porque, en realidad si se llega a enterar sanidad, igual ni lo dejan nacer, aunque con lo de los recortes, igual miraban hacia otro lado.

Dentro de nada, vamos a montar el belén y cuando llegue el momento de arreglar el portal, yo, pondré el buey y la mula. Mirando al portal a la derecha a la mula y a la izquierda, más cerca de la entrada, al buey. Todo ello si no se hacen públicos nuevos cambios.