Querer mandar
Busco la
definición de partido político y en el diccionario de la RAE no la encuentro,
pero buscando alguna definición que pueda considerar aceptable, encuentro la
siguiente: “Los
partidos políticos son entidades de interés público que tienen como fin promover
la participación de los ciudadanos en la vida democrática, contribuir a la
integración de la representación nacional y como organizaciones de ciudadanos,
hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público, de acuerdo con
los programas, principios e ideas que postulan y mediante el sufragio
universal, libre, secreto y directo.”
Una definición que se
mantiene con carácter general pero que puede circunscribirse, a la vez al
ámbito local, provincial o autonómico, dado que las prebendas son las mismas
sea cual sea la circunscripción geográfica.
Sin embargo, analizo,
a vuela pluma, la composición de los mismos y considero que varía mucho la
definición anteriormente descrita con las realidades de algunos de ellos.
Así pues encuentro
que unas formaciones están “regentadas” por algunos matrimonios, parejas o
uniones de hecho que interfieren en el campo político, en mayor o menor medida
y que sus actuaciones van encaminadas hacia la diversión y el entretenimiento.
Otros están dominados, o mejor dicho, influenciados por una serie de intereses
inmobiliarios, financieros o de otra índole cuyos objetivos están claros, el
dominio y la consecución del poder al precio que sea, aunque sea cambiando
constantemente de partido. Otros son como una peña de “amiguetes” que sin tener
ningún viso de proyección global ni de futuro, aparentan haber surgido de
alguna organización juvenil que sin darse cuenta van haciéndose mayores y
juegan a lo mismo que cuando eran niños.
Hay, en ocasiones,
formaciones surgidas de entidades pseudo-culturales que intentan adaptar al
mundo de la política sus pensamientos intelectuales y que en muchas ocasiones
no ven más allá de ellas sin llegar a la efectividad política y aterrizaje en
el mundo de la realidad. Y están, también, aquellos idealistas, en cierta
manera radicalizados, cuyos pensamientos minoritarios pueden llegar a
convertirse en sectas de mayor o menor nivel que, en algunas ocasiones,
consiguen cotas ideológicas de poder a través de la influencia en los grandes
de la política, cosa que, de vez en cuando, es lo que posibilita la evolución,
pero no siempre.
No obstante, lo
importante de estas formaciones, y más en periodo electoral, es el programa.
Ese programa que se hace para cumplirse. Que debería tener unos plazos de
ejecución los cuales serían el reflejo de la efectividad y veracidad del
verdadero interés de quienes programan a una sociedad para que afronte un
futuro con esperanzas e ilusión. Lo otro, simplemente se llama querer mandar.
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