Pasión por una sociedad mejor
Hoy estoy reflexivo,
pensativo, analista y, en cierto modo, enrocado en esa margarita llena de
hojitas que no voy a elegir y una única que va a ser la afortunada que voy a
meter en la urna de metacrilato que mañana me espera para que le introduzca a
través de mi voto todas las ilusiones y esperanzas que tengo puesta en una
clase política muy denostada y que tendrá una difícil recuperación de su credibilidad.
Me encuentro sumido
en una catarsis de la que saldré el lunes cuando compruebe los resultados de
unos comicios que, como siempre, son importantísimos para el futuro de nuestra
sociedad y que pueden vislumbrar el futuro que se avecina; las acciones que se
llevarán a cabo en unos años y el progreso o retroceso de esta misma sociedad,
dependiendo de quien obtenga el gobierno, no de quien gane las elecciones, que
seguramente todos las ganarán, sino de quien consiga coger la sartén por el
mango.
Mis opciones son
claras. No me gusta volver la vista atrás, a no ser que como dice el poeta, “sea
para ver el camino que nunca voy a volver a pisar” por lo tanto son opciones de
progreso, de inconformismo, evolución y mejora constante de la sociedad en
general y, por ello, siempre tengo claro a quien no votar.
Mi decisión siempre
la tengo clara, aunque a veces también tengo mis dudas, sobre la efectividad de
esa acción de meter en una urna mi forma de ser, de pensar y de actuar, pero no
con ello quedo exento de tener cierto disgusto por lo que, en algunas ocasiones,
se hace con mi voto y con todo lo que ello representa.
Mi voto, pese a
tenerlo claro, es meditado, ponderado y busca cauces de diálogo, consenso y
capacidad para escuchar e intentar resolver los problemas que nos afectan a
quienes habitamos este país llamado España. Mi decisión será clara,
contundente, sin dudas y con ánimos, ganas e ilusión de que mi decisión posibilite
ayudar a resolver todas esas cuestiones y retos que tenemos planteados y que
para eso elegimos a quienes nos van a representar los próximos años.
En mi papeleta no se
representará a aquellos que no quieren oír ni ver los problemas reales; a los
involucionistas vestidos de un verde ecológico que sólo es apariencia; no tendrá
color de túnica rasgada; y, tampoco, tendrá color de esa “fruita daurada”,
tendrá el color de la rosa ese que simboliza a Afrodita y que no quiere decir
más que “…….. la pasión en todas sus facetas:
pasión sexual, pasión en los procesos creativos, pasión por aquello que
hacemos, pasión por la vida” y yo le añado que pasión por una sociedad mejor.
Comentarios
Publicar un comentario