Preocupación por el tiempo

Hemos superado, a estas alturas, el ecuador del mes de octubre, aunque no se si hemos dado por finalizado el verano, ese verano de manga corta y bermudas. En lo poco que lo hemos notado ha sido en la finalización de las fiestas, el cierre de los chiringuitos y el inicio del curso escolar, además del fin de las vacaciones y poca cosa más, porque el calor continúa entre nosotros, muy a pesar de los hombres del tiempo que cada fin de semana prevén que bajarán las temperaturas de forma considerable, sin que ello llegue a producirse.
Nos encontramos en la zona de descenso del mes de octubre, fechas en que, algunos, vamos mirando las cuentas bancarias, haciendo números y equilibrios para llegar a fin de mes, otros, no saben lo que es eso, suerte de ellos, aunque la gran mayoría, en estos tiempos, vamos a la greña.
Digo pues, que continuamos con temperaturas ve verano, no se si es el veranillo de San Miguel, de San Gabriel o de cualquier otra celebración religiosa o pagana que se nos ocurra, pero el tiempo, a estas alturas además de servir para quejarnos, porque nos quejamos de todo, sirve para que las tiendas no vendan la ropa de invierno, para que nos hartemos de tanto sol y para que sigamos quejándonos y diciendo aquello de “quines ganes tinc que arribe l’hivern” para luego quejarnos del frío y reclamar que llegue el verano o al menos la primavera.
El otoño, salvo en el calendario que van cayendo las hojas, no termina de llegar, las mangas cortas y los escotes, aún no han sido sustituidos por las largas mangas, aunque algunos las tienen muy largas y se han blindado sus sueldos y jubilaciones bien blindadas, digo pues que ni se sustituyen las mangas cortas ni los escotes por jerseys y chaquetas que abrigan de un frío que no hace y que debería, confirmando aquello de que el tiempo está loco y que el cambio climático es una realidad aunque yo añado aquello de realidad que nadie conocemos, ni nosotros ni nuestros primos y ni siquiera el primo sevillano de Rajoy.
A este paso, si es que llega el frío, nos meteremos cerca del fin de año y es muy posible que podamos ver a los Niños de San Ildefonso cantar el gordo de la lotería de Navidad en manga corta y los trajes a estrenar para la Purísima tener que dejarlos en el cajón para una nueva ocasión, si es que llega.
En fin, y según dicen, a partir del jueves bajan las temperaturas, aunque otra temperatura, la política, si que nos traerá un otoño calentito a pesar de que como se dice en el argot “todo el pescado está vendido” y si las encuestas no se equivocan, cosa que no suelen hacer mucho, estas serán un paseo triunfal y la noche del 20N se asemejará a esas entradas triunfales que Julio Cesar hacía en la antigua Roma.
Como el tiempo no cambia, hay que seguir hablando de él para que continúe sin cambiar y que los rayos de este sol que nos ilumina cada día alumbren nuestro futuro para que, a ser posible, sea mejor.

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