La eterna crisis de la naranja

Dicen que uno de los productos que sacó a este país de la penuria económica durante la post-guerra, la naranja, está en crisis y sin lugar a dudas motivos no les faltan para semejante afirmación para la cual no hace falta ser ingeniero agrónomo, ni tener ningún titulo de nada, simplemente se necesita tener un huerto y comprobarlo.
Desde que tengo uso de razón, aunque después de decir esto dudo sobre si los tengo, el uso, y la razón, aunque da lo mismo en el supuesto de que no los tenga lo digo, desde que tengo uso de razón, siempre he oído que la naranja está en crisis, mi abuelo ya lo decía, pero se empeñaba en sacar y comprar nuevas fincas; mi padre, aunque no se dedicaba a la tierra, lo mismo, y finalmente llego yo, me entregan el pastel y compruebo que lo que decían era verdad, la citricultura, es decir el cultivo de la naranja, está en crisis aguda y casi seguro que de forma irreversible por más que los románticos que todavía cultivamos las tierras nos empeñemos.
Hace cuarenta años, allá por los últimos coletazos de la dictadura, la naranja tenía un precio. ¿Cual tiene ahora?, probablemente el mismo que tenía entonces o algo menos. ¿Y los costes, son los mismos? En absoluto los costes de mantenimiento se han multiplicado por no sé cuantos, productos fitosanitarios, mano de obra, podar los árboles y otras faenas varias hacen que la rentabilidad de la naranja sea nula y ello ha conllevado lo que está pasando, dejar los huertos improductivos, algo que, a buen seguro, cuando finalice la presente temporada se agudizará de forma importante. Este año, ojo al parche, se abandonarán muchas tierras de cultivo de naranjas. Tiempo al tiempo.
Oímos hablar de la Unión Europea, yo no se que hacen, pero a buen seguro que las condiciones que se negociarán para la naranja serán las mismas que hasta ahora, prácticamente ninguna y con ello se volverá a dar una vuelta de tuerca a una situación precaria que se viene arrastrando desde hace muchos lustros.
La naranja fue moneda de cambio con los gobiernos socialistas y con populares, con unos y con otros la situación y valoración del campo valenciano ha sido “una m…..” la actuación y presión de la agrupaciones agrarias “otra m…..” y en definitiva si el futuro no se endereza, que no se enderezará, es poco esperanzador, poco alentador y sólo sirve para que “un grapat” de puestos de trabajo se justifiquen a través de la lenta y pesada maquinaria administrativa que nos dirige, Valencia-Madrid-Bruselas, pasando por la infinidad de cargos inútiles que viven, no de la naranja y otros productos agrícolas, sino a costa de quienes la cultivan.
En fin que la crisis de la naranja, como la vida eterna, es para siempre.

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