Comienza un nuevo día

Hoy, para ayer como se dice en las redacciones de los periódicos, hay luna llena y el resplandor de este satélite brilla en lo alto de las montañas dibujando sus vértices desgastados por la erosión y la malévola mano humana.

Mientras tanto, las televisiones compiten en su "Prime Time" por conseguir la máxima audiencia y ser portada de su informativo al día siguiente, pero sin ir más allá; las calles, semidesérticas iluminan la silueta de un gato que acaba de descender de una ventana semiabierta de una casa del vecindario.

Tras la tranquila noche, aparece tímidamente el sol en el horizonte, el movimiento se incrementa, los vehículos trasladan a la gente para entrar o salir del turno de trabajo, los colegios empiezan a recibir a sus más madrugadores estudiantes y la brisa marina refresca una brillante mañana que se presume calurosa, a pesar del tiempo en que nos encontramos.

La evolución del tiempo, ha conllevado la revolución del mismo y donde hoy , por estos días, estrenábamos las primeras ropas de otoño y nos preparábamos para el refrescante invierno, ahora vamos en mangas de camisa, aunque los más frioleros hemos cambiado la manga corta por la larga y como mucho una fina cazadora para la primera hora de la mañana y ello por ir con moto que si no, tan apenas.

Los periódicos, amontonados en las puertas de los kioscos, dejan entrever los titulares de la portada y entre ellos, la mayoría, similares a los del día anterior, la economía, el corredor, no el de mi casa, sino el del Mediterraneo, la proximidad de las elecciones y los nombres de los candidatos/as o posibles candidatos que concurrirán a los próximos comicios y alguna nota deportiva que apunta a la clasificación de "la roja" para la Eurocopa que juega esta misma tarde.

Comienza la jornada y con ello la normalidad nos invade, como es martes, el mercado y sus compras de la semana, quienes gustan de ello, especialmente ellas, disfrutan de esta día considerándolo como un acto social, almuerzo, cafetito con las amigas y en fin, lo que venga, aunque luego también vengan las prisas para hacer la comida o recoger a los niños del colegio, pero, en fin, no pasa nada es martes y ya se sabe, todo aprisa.