10-10-2011

Hoy es 10 de octubre, un día después de ese 9 d’Octubre que a los valencianos, aquellos que nacimos o vivimos “desde Vinaròs a Oriola, de Morella a Guardamar” como decía la canción, nos debería haber servido para reflexionar, al menos un poco, sobre nuestra personalidad, nuestro pasado, nuestro presente y algo que es más interesante, nuestro futuro.

Pero, no se si por falta de motivación u otros hechos diferenciados y diferenciadores, tengo que decir que no he pensado en nada de todo eso, ni siquiera creo que he pensado en nada, me he dejado llevar por la inercia del momento, “no calfarme el cap per què no serveix de res”. Y, probablemente llegue a este “meninfotisme” por leer tanta prensa, ver tanta televisión y escuchar tanta emisora de radio en las que siempre se habla de lo mismo, aunque no se diga de la misma forma.

Hoy me he levantado un poco pesimista, probablemente porque no he dormido muy bien, pero me esfuerzo en escribir para que la dejadez no se apodere de mi aunque lo que se escriba en estos momentos carezca de importancia para nadie.

No sé si hoy debería emborracharme o hacerme el loco, porque según dicen quienes dicen la verdad son los borrachos, los locos y los niños, porque por un niño no pasaría, y por ello debería optar por una de las dos situaciones referidas.

Pero, a colación del párrafo anterior, encuentro una explicación a la falta de confianza en los políticos y el por qué no dicen la verdad y es que como no son niños, no están locos y no están borrachos, pues bien…….

Ante esto se me alumbran malévolas intenciones que, éticamente, no serían correctas, pero que tal vez fueran necesarias para que de esta manera escucháramos en nuestros ayuntamientos o parlamentos a personas sinceras, que hablan con el corazón y la razón, carentes de hipocresía y que al mismo tiempo lo que hablan y dicen lo dijeran de verdad y, con el objetivo de intentar llevarlo a cabo para el bien de los ciudadanos a quienes gobiernan entre los cuales, para bien o para mal, me encuentro.