Hay más inquina y desconfianza en el poder que la que he podido conocer a lo largo de muchas corporaciones.
A veces, algunos gobernantes confunden el cargo con un
despotismo, no sé si ilutrado o no, que los convierte en autenticos dueños de
un corral que, en realidad, no les corresponde y que si están en ese lugar es
porque los han puesto los ciudadanos, incluidos los que no depositaron en la
urna la papeleta a la que ellos representan a nivel particular.
Y digo esto porque estoy viendo, cuando viene algún representante
público a nuestro municipio nunca veo representación de la oposición y el cargo
público que llega a nuestra ciudad representa a todos los ciudadanos, lo hayan
votado o no.
A la nuestra, Burriana, ha venido el President de la
Generalitat, aunque la última visita un poco a escondidas, y nada se le ha
dicho a los miembros de la oposición. Han venido consellers de esa Generalitat
que, también, representa a todos y nada se les ha dicho a los miembros de la
oposición como si esa representación solo sirviera al equipo gobernante.
Recientemente han visitado nuestra población el Molt
Honorable President de la Generalitat i algunos que no llegan a Molt però que
también son honorables y que han pasado a firmar por el libro de honor de
nuestro Magnífic que cada día siguen siendo menos de honor porque solo representa
a quienes gobiernan y no al resto de ciudadanos y de consistorio que no les han
votado pero que todos son ciudadanos de esta misma población y que, a la vez,
son gobernados por quienes solo se reúnen con los de su propia cuerda y eso, en
mi pueblo y en el tuyo, se llama sectarismo.
Los conselleres representan a todos los ciudadanos y el
el Molt Honorable lo mismo. A quienes gobiernan y a quienes se sientan en la
oposición y, eso, parecen no entenderlo algunos de quienes nos gobiernan que
consideran un adversario a todo aquel que, piensan, que no les ha votado
habiendo conseguido el poder.
La amplia visión del buen gobernante sería tratar por
igual a todos los ciudadanos sin distinción, sin embargo, los sectaristas
consideran a todo aquel que piensan que no les ha votado, presuntamente dado
que afortunadamente el voto es secreto, digo pues que lo consideran casi, un enemigo
y en la política municipal no debería haber enemigos y, mucho menos, trasladar
esa sensación a los ciudadanos tal y como está ocurriendo ahora.
Recuerdo que, hace unos años, cada vez que venía un cargo
público, gobierno y oposición esperaban al representante de la soberanía
popular a la puerta del consistorio y saludaba a toda la corporación, se
convocaba a los medios de comunicación y se reunía con ellos y a continuación
realizaba una reunión con los miembros del equipo gobernante, ahora no, ahora
llega el personaje correspondiente, firma en un libro de honor que cada día
está más devaluado y a continuación se hace las fotos oportunas, lanza las
promesas que sea para no cumplirlas y a otra cosa mariposa.
En fin eso que como el mundo evoluciona, nada es lo que
era y lo que antes estaba bien ahora ya no es lo mismo y, en la actualidad, hay
más inquina y desconfianza en el poder que la que he podido conocer a lo largo
de muchas corporaciones.
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