Teatro en el cementerio. Con todo respeto.
Este país y este pueblo, de amplia tradición con los muertos, se escandaliza de que se vaya a un cementerio a leer unos poemas de Shakespeare, zorrilla, Gustavo Adolfo Becquer o Jorge Manrique que le dedicó unas coplas a su padre cuando murió.
“Recuerde el alma dormida
avive el seso y
despierte
contemplando
cómo se pasa la vida
cómo se viene la muerte,
tan callando;
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquier tiempo pasado,
fue mejor.”
Así comienza ese
escrito del palentino poeta castellano que como pueden ver ofende enormemente
la sensibilidad de quien pueda estar visitando el cementerio burrianense.
También se podría
escuchar la rima LXXIII de Gustavo Adolfo Becquer que entre otras muchas cosas
dice lo siguiente:
“De la casa, en
hombros,
Llevaronla al templo
Y en una capilla
Dejaron el féretro.
Allí rodearon
Sus pálidos restos
De amarillas velas
Y de paños negros.”
Incluso, si elegimos
escritos de otros países se podría escuchar aquello de “Ser o no ser “ del
Hamlet del escritor británico William Shakespeare, Todo muy ofensivo para quien
pueda visitar el cementerio burrianense.
Como podemos ver son
todo textos literarios muy ofensivos para las estrechas miras de los visitantes
del Camposanto. Sin embargo nadie se escandaliza de que en un teatro se
representen bodrios de obras de teatro o de que en una iglesia se realicen
conciertos de corales, de orquestas sinfónicas o de bandas de música. Creo que
no es lo que se interpreta, es el respeto de lo que en cada lugar se hace.
Es indudable que en
el cementerio no se va a realizar un desfile de modelos, un concierto de rock radical
y ni siquiera una concentración de Harley’s, se va a rendir culto a algo que
todos tenemos muy in mente como pueda ser la muerte y que ha impregnado nuestra
historia de grandes monumentos funerarios, grandes interpretaciones teatrales, composiciones
musicales y literarias y gran cantidad de cuadros y esculturas que forman parte
de nuestra historia y de la iconografía cristiana.
Ahora, los de
siempre, alentados por los de siempre y en contra de los mismos, se alzan como salvadores
patrios de no sé qué historias de ofensas a quienes jamás se va a pretender
ofender que no son otros que nuestros propios antecesores, sean o no
familiares.
Sobre la muerte hay
hermosas obras poéticas, teatrales y artísticas que con todo el respeto del
mundo pueden interpretarse en cualquier lugar, incluidos los propios
cementerios y por ello no hay que rasgarse las vestiduras al fin y al cabo “somos
polvo y en polvo nos convertiremos”.
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