Los errores del Partido Socialista de Castelló

Hace tiempo que tenía pensado escribir este artículo y es que  siempre he pensado que el PSPV-PSOE era un nido de grillos y que en muchas ocasiones los intereses personales de algunos no han sabido supeditarse a los intereses generales de la sociedad y del propio partido.

A nivel provincial ha pasado y está pasando lo mismo. Hace cuatro años tras muchos dimes y diretes, varios candidatos, renuncias de algunos y reivindicaciones de otros se consigue apaciguar la batalla política existente con la elección de un candidato con cuya forma de actuar y trabajar se ha conseguido la alcaldía de muchos municipios y la propia Diputación Provincial, después de una larga travesía de ausencia de poder en las instituciones.

Se acerca el periodo electoral provincial y local y vuelven a surgir esos “lobos disfrazados de corderos” agazapados tras jóvenes rostros a los les prometen la luna cuando lo que deberían decirles que lo que tienen que hacer es trabajar por sus objetivos, por su pueblo y por su provincia. En definitiva por mejorar sus sociedad y ya tendrán tiempo y experiencia para optar a cargos más elevados.

Hay quienes se creen que por ser alcaldes de una población, más o menos importante de la provincia, da para todo. Craso error. Ser alcalde de tu población es un gran orgullo que te posibilita mejorarlo. Y nada más.

Lo que pasa es que las ambiciones frustradas de algunos ya experimentados en ciertos cargos y alcaldías, viejos zorros podríamos llamarles, aprovechan la inexperiencia de la juventud para intentar hacer realidad su ansia de poder. Es decir quieren en aras de aquello que se llama juventud, colocar a algún hombre de paja en el cargo para hacer, con posterioridad lo que el experto quiera. Vamos, lo mismo que está haciendo el Partido Popular en algunos pueblos.

Pues bien. Creo que el Partido Socialista de la provincia de Castelló mal hará en buscar nuevos campos de batalla internos ahora que tiene sus aguas relativamente tranquilas igual que lo están a nivel autonómico y nacional en los que, sin juzgar las políticas llevadas a cabo en cada lugar, la paz reina por doquier.

Los frustrados, sean del color que sean, hacen mucho daño a cualquier sociedad y colectivo.