Vándalos

Vándalo: “Se dice del individuo perteneciente a un pueblo bárbaro de origen germánico oriental procedente de Escandinavia” dice el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, sin embargo no este el único significado que le otorga a esta palabra, dándole otro que dice “Hombre que comete acciones propias de gente salvaje y desalmada.”
Será esta segunda acepción a la que voy a hacer referencia y es que el otro día al pasar por el Camí Llombai de Burriana, vi. como unos jóvenes practicaban deporte en el patio de ese antiguo instituto derruido por las ratas de edificio que se dedican a expoliar todo aquello que se pone a su alcance y no tiene control alguno por parte de nadie, ni siquiera de sus legítimos propietarios.
Al ver aquello me vino a la mente la palabra vándalos, pero luego pensé a quien le dedicaba esta denominación dado que existían tres protagonistas, quienes practicaban deporte, quienes robaron hasta las clavijas de la luz y los propietarios del edificio y pensando llegué a un conclusión después de desmenuzar varias hipótesis dedicadas a cada uno de los protagonistas.
  • Los practicantes de deporte, ante la falta de instalaciones municipales que posibiliten la práctica de alguna actividad deportiva, estas personas utilizaron este espacio para reunirse y disfrutar, dentro de unas normas, de una afición que debería contar con más espacios y por lo tanto a ellos no les concernía mi definición.
  • Los amigos de lo ajeno que han aprovechado el abandono de unos edificios, en perfecto estado de uso el día antes de su abandono, para sacar una perrillas en unos momentos en los que la necesidad impera por doquier gracias a una situación general provocada por unos y pagada por otros y que sus muebles, sus ventanas el cobre de las instalación eléctrica ha ayudad a menguar esta situación, indudablemente que si son vándalos, pero tal vez les podríamos, sin exculparles, encontrarles una disculpa.
  • Los propietarios del inmueble y de los terrenos adyacentes, la Conselleria d’Educació que levantó el instituto sobre unos terrenos donados por la Cooperativa de Burriana y que de la noche a la mañana salió corriendo de este inmueble y lo dejó en manos de nadie para que, sin que sirva de excusa, entrara quien quisiera a hacer lo que le diera gana, si ellos son los auténticos vándalos de una situación indecente que sonroja a quien tiene dos dedos de frente, sea tirio o troyano.
Indudablemente la Conselleria d’Educació, esa que no renueva los contratos a los interinos, la que no tiene recursos económicos para pagar al día los gastos de sus centros docentes, la que tiene problemas para la construcción de nuevos centros es el “vándalo” de una historia que tiene cómplices sentados en el “palacio municipal” que se supone que debería ver como se deteriora este edificio del antiguo IES Llombai o el antiguo ambulatorio situado junto a las oficinas del INSS, o la Torre Carabona y una gran parte del patrimonio rural de nuestra ciudad.
“Vándalos”, sea la palabra más adecuada para esta tribu que no tiene su origen en ningún país germánico pero que si permite que esas “barbaridades” se consientan en este o en cualquier otro pueblo y ciudad en los que, seguramente, carecen de algunas instalaciones a las que se podrían destinar esos edificios semiderruidos que pululan por nuestra geografía municipal.
Mira a tu alrededor y seguro que encontrarás algún ejemplo.

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