La libertad de expresión y mi apoyo a Daniel Vidal Fuster

No es la primera vez que escribo algún comentario sobre la mal llamada libertad de expresión y los periódicos digitales, esos en los que, jactándose de pluralismo, admiten todo lo que les echen por la red, incluyendo las ofensas y los insultos a quien sea escondiéndose tras un nombre falso por la falta de “cojones” cuando quieren referirse a alguien.
El caso viene a colación de mi indignación cuando leo un artículo en que se hace referencia a Dani Vidal, ese nadador discapacitado que para el buen nombre de Burriana y la mala actitud de quienes cuestionan algunas de sus decisiones, ha cambiado la natación por la venta de cupones de la ONCE. Podré y de echo lo estoy de acuerdo con algunas de sus decisiones y en desacuerdo con algunas otras; podré criticar muchas cosas, pero nunca su vida personal, su ideología o su forma de ganarse la vida, allá él y cada cual con lo que haga con la suya, pero lo leído en ese periódico digital es indecente, inapropiado e insultante para quien lo escribe, para quienes los leemos y para quienes consienten que esos comentarios se publiquen.
Me ruboriza la facilidad de escritura de algunas personas, con sus ignorancia, sus faltas de ortografía, su mala leche y con toda seguridad su envidia por lo conseguido por este señor cuyo palmarés deportivo no es capaz de conseguir quienes “mal escriben” lo que en este periódico digital se permite publicar desde su dirección.
A mí, a ti, a mi vecino o al tuyo podemos juzgarle que hace, pero no su vida; podemos estar de acuerdo o en desacuerdo con lo que piensa y cree pero el desacuerdo existente no se puede saldar con insultos sobre esta persona que, hasta la fecha, ha hecho de la actividad deportiva su vida y que ahora busca nuevos caminos con las que sustentarse y sustentar a su familia.
No soy un incondicional de nada ni de nadie, sólo de mi forma de pensar y de mi vida, pero si yo fuera el responsable de dicha publicación no sólo no permitiría que se insultara a nadie sino que mucho menos a esta persona que lo único que está haciendo es labrarse un porvenir sin tener que resignarse a la amargura de esos indeseables amargados que tienen como deporte principal la envidia hacia quienes no piensan como ellos.
La libertar de expresión empieza con uno mismo y termina cuando empieza la libertad del otro, lo demás son lisonjas y mentiras amparadas tras unas falsas siglas nominales que no esconden nada más que rencillas y rencores.
A pesar de que sabes que discrepo en algunas cosas contigo, no tengo más que darte mi ánimo personal y desearte mucha suerte en esta nueva faceta de tu vida, estoy seguro que tendrás éxito y si por cierto alguna vez sabes el número que va a salir un viernes, avisa y compartimos.

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