Europa, de la ilusión al agnosticismo

Hoy me gustaría hablar de un concepto, perdido en el tiempo y en medio de una globalidad, en muchos casos mal entendida; y es que hoy quiero hablar de Europa, como concepto, como visión de futuro y como estado de estados.

Si decimos que la Diputación es el ayuntamiento de ayuntamientos, Europa es el estado de estados, lo cual es lo mismo que decir: NADA, un concepto vanal y difícil de entender que no aporta nada a los ciudadanos si no se actúa y se ejecuta el trabajo que se debe hacer.

Para muchos el concepto de Europa no es otro que un conjunto de imágenes con mucho dinero de por medio en el que siempre pagamos los mismos y, por consiguiente, se benefician, también los de siempre.

La ambigüedad del concepto por el que muchos, hace unos años anhelábamos, se ha diluido con el tiempo y de ser el objetivo, da la sensación que ha pasado a ser el problema, de ser la panacea ha pasado a ser un obstáculo. Si, se han eliminado las fronteras, pero el concepto general se ha deformado y hemos derribado algunos tabúes pero no hemos sido capaces de trasformar mentalidades que posibiliten un trabajo conjunto de ese estado de estados.

Al decir esto y hacer referencia anteriormente a las diputaciones, me ha venido a la memoria la polémica sobre su existencia desatada últimamente; es muy posible que su existencia no sea necesaria, lo cual conllevaría a una reducción del gasto general, igual que ocurre con esa gran cantidad de burócratas que pueblan la capital europea y otras sedes en las que pocas veces vemos resoluciones efectivas y acciones globales y en donde los más débiles, entre los que se encuentra este Estado llamado España, pagan con creces el sueño de Alejandro Magno, de Napoleón, etc. que una Europa unida y fuerte y si no lo vemos claro analicemos el tema del “pepino”, la naranja, el tomate y un largo etc. de productos que vemos como nos los tenemos que tragar frente a la naranja del norte de Africa, el azulejo chino, etc. es decir lo que durante muchos años han sabido hacer los franceses con su “chauvinismo” no lo sabemos hacer a nivel general, eso si algunos productos centroeuropeos si que están bien protegidos.

¿Pero es tal vez culpa de ellos o nuestra? Muy probablemente, sea nuestra de forma mayoritaria, por que hemos luchado para que Africa no empezara en los Pirineos, pero era porque nuestro sueño de libertad pasaba por Europa, nuestra libertad de expresión e incluso la sexual, pasaba por Europa pero una vez en Europa no hemos sabido que hacer nos hemos encontrado como un cascarón en un océano en el que los maletines ministeriales deslumbran a muchos y otros anhelan desplazarse a Bruselas para formar parte de esa senda de elefantes políticos que han encontrado el cementerio perfecto para sus últimos días.

Nos falla el sistema y este sistema, el mejor de los posibles, necesita encontrar un nuevo rumbo que nos lleve a alguna parte y si nos subimos en un autobús para realizar un viaje, debemos poner TODOS algo de nuestra parte para que el viaje sea agradable y resulte positivo, también, para TODOS.

Si esto no ocurre, podemos indignarnos.