En la consulta del doctor

Hoy, pero hubiera podido ser ayer, antes de ayer o cualquier otro día posterior al 22 M, coincidía con los padres de unos amigos míos en una consulta médica privada y me manifestaban su opinión respecto de las pasadas elecciones municipales y sus resultados.

Me hablaban, sin yo indicarles nada del poco carisma del actual alcalde de Burriana, su floja candidatura y la situación en la que habían sumido a esta ciudad en los últimos años, indudablemente no voy a transcribir los calificativos atribuidos a algunos de los nombres que conformaban la candidatura del Partido Popular, pero en ningún caso fueron positivos.

Luego, se refirió al resto de candidaturas, una lista del Partido socialista y un cabeza de lista que, tampoco le gustaba y a continuación habló de la lista de “esa que vendía pisos”, refiriéndose a la lista de Cibur, del resto, ni mención.

En definitiva, ante esta situación comprobé que esta señora, había tenido el mismo problema que yo, elegir entre las candidaturas que menos le gustaba, en lugar de elegir la que consideraba mejor, aunque, a medida que hablábamos florecían las diferencias, ella siempre votaba a los mismos y en cambio yo he sido capaz de votar a diferentes opciones, dependiendo a quien considerara mejor o menos malo, he votado a unos o a otros, mientras que ella siempre a los mismos.

Descontenta de la gestión municipal llevada a cabo por el actual y los anteriores equipos de gobierno del Partido Popular, la señora, me detalló algunos pormenores de sus miembros, los méritos del curriculum que presentaban y la larga lista de necesidades de esta población a la que consideraba aletargada.

La enfermera del doctor sonreía de lo que comentábamos, sin meter baza en el tema, mientras escuchábamos al médico despedir al paciente que les precedía en el turno y ya, casi “in extremis” de que le llamaran para que fuera atendida, me espetó que ella había votado al Partido Popular, a lo cual yo le contesté que ante tal opinión crítica de la candidatura popular y de su visión de la ciudad, lo mejor que podía hacer era no criticar a quien había votado. Justo en ese momento entró en la consulta, tras despedirnos amablemente, tal y como siempre hemos hecho.

Tal vez tras decirme lo que me dijo y a quien había votado, lo mejor hubiera sido contestarle que a partir de ahora “ajo y agua” y hasta dentro de cuatro años paciencia y no cometa el mismo error.