Un nuevo "dejà vu"
Me
comentaba un amigo que en el partido en el que milita las determinaciones se
toman en base a los criterios de un grupo de amiguetes, que más parecen una
peña festiva, que en reuniones reales entre militantes o en asambleas o comités
que tracen las líneas directrices de lo que en su criterio debería ser un
programa de actuaciones a ejecutar a corto, medio y largo plazo.
Me
indicaba que, además, sus concejales hacen en el Consistorio lo que les viene
en gana sin preocuparles lo más mínimo las líneas directrices que se hayan
podido hablar, tratar o acordar en la sede de su partido político.
Estas
afirmaciones me hicieron pensar en otras palabras de otro amigo que indicó que
su partido había sido “secuestrado”. Si, dijo secuestrado y remarcó que por un
grupo de amigos-matrimonios que dirigían al propio partido y a su pueblo, dado
que en este municipio los de su partido gobernaban y llegó a decir que se había
establecido una “pseudo” monarquía hereditaria que pasaba de generación en
generación. La verdad, todo muy extraño cuando se trata de dirigir los destinos
de un pueblo que bien podría ser cualquiera de los nuestros.
Pero
hay más ejemplos como los de otro conocido que harto de dejarse la piel en un
partido con sus movimientos asamblearios, sus constantes consultas
plebiscitarias, y todas esas cosas que facilitan las nuevas tecnologías dejaba
la formación para dedicarse a lo suyo y a los suyos a los que les había robado
mucho tiempo sin que se vislumbrara futuro para la formación política.
En
fin, para gustos colores y dependiendo de la zona geográfica, del arco
político, en que se encuentren hacen unas cosas u otras, con más o menos
tolerancia y con más o menos atisbo de participación y democracia, pero mucho
me temo que en todas partes cuecen habas y que unos tienen unas apariencias y
otros otras.
Sé
que es complicada la dirección de un colectivo, peor cuando ese es público y
tiene la importancia que tienen los partidos políticos o movimientos sociales,
la ejemplaridad debería ser manifiesta y asemejarse lo que dicen con lo que
hacen y mirar por los intereses colectivos antes que de los particulares y
mirar el interés de la población antes que los de su barrio o urbanización y lo
más importante de todo tomar decisiones firmes que redunden en beneficio de
toda la colectividad y no en los de “cierto” grupo determinado de personas.
Bueno
pues, como vamos a un nuevo “dejà vu” lo veremos repetido en ese “deja vu” con
el que tenemos una cita en breve.
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