El amanecer más mágico del año

Ya ha pasado esa noche mágica del cinco de enero para amanecer con el día de Reyes con los regalos bajo el árbol de Navidad a cuyos pies se encuentra nuestro tradicional nacimiento con la Virgen, San José y el Niño acompañados de los dos conocidos animalitos, el burro y la vaca.

Los regalos están bien envueltos y escritos en su brillante papel los nombres de sus destinatarios; el cuenco en el que hemos puesto el agua para los camellos está vacío y los regalos brillan con la luz del alba, quienes tienen niños pequeños madrugan ante el recelo de ver lo que les han traído sus majestades y quienes no los tenemos, nos levantamos más tranquilos coincidiendo con la hora de llegada después de una noche de celebración del “Roscón”.

Ilusionados, contentos, nerviosos cada niño se arroja a los pies del árbol a recoger sus regalos, busca su nombre y rápidamente se pone a rasgar el envoltorio para mirar su contenido, el cual, se lo que fuere su contenido llena de ilusión esos ojos grandes y observadores que se conforman con el regalo, aunque este no estuviera en la carta que se escribió y se entregó en mano al Chamberlain. Regalos para el hermanito, los papis e incluso para la tía “soltera”.

Hoy me he levantado con la ilusión del día de Reyes y me he encontrado mi regalo en el lugar adecuado y como desde hace muchos años me he encontrado con mi regalo, una cosa útil para utilizar, casi, en el día a día, pero yo se que el contenido de la carta que escribí era para conseguir, más o menos, a largo plazo.

Les había pedido, como casi todos, un poco más de puestos de trabajo, para mi y mis amigos; un poco más de honradez, también para todos, incluidos los políticos y los banqueros; había pedido que se mejoraran las condiciones de vida de mucha gente y, en fin, un mundo un poco más humano y razonable que no veo cuando leo la prensa, veo la televisión y escucho la radio, pero yo se que eso será a largo plazo.

En fin que en esta mañana llena de ilusión y tras una noche mágica voy a ir a dar un pequeño paseo para ver a los niños correteando con su nueva bici o sus monopatines y aunque las niñas ya no piden sólo muñecas me gusta ver como disfrutan esperanzados de los regalos que les han traído los Reyes Magos con el deseo que les duren hasta su próxima venida igual que espero que mis peticiones se vayan cumpliendo aunque sea muy poco a poco.