Las calabazas

Pasada la temporada de los melones, los melocotones, los tomates y otras muchas frutas y verduras llega la temporada de la aceituna y especialmente, por su interés económico, la de la naranja, aunque en este mismo tiempo llega la de la recolección de la calabaza, esa “baya de cáscara dura que es el fruto de las cucurbitáceas y es un fruto de tipo pepinoide” según la define Wikipedia.

Sin embargo la RAE, por aquello de acudir a definiciones patrias, la define como “Fruto de la calabaza, muy vario en su forma, tamaño y color, por lo común grande, redondo y con multitud de pipas o semillas”. Sin embargo en la propia definición da otros muchos significados de los que no voy a hablar y utiliza uno que relaciona el fruto de esta planta con las personas.

El diccionario dice, salir alguien calabaza, y lo define de la siguiente manera “No corresponder al buen concepto que se había formado de él”. Alguna vez y atendiendo a esta última definición, ¿te has encontrado alguna vez con algún calabaza?

Yo sí. Me he encontrado y cruzado a lo largo de mi vida con algunas personas que no han correspondido a lo que esperaba de ellas. De la misma forma que servidor le habrá resultado “calabaza” para otros. La vida es así y así hay que vivirla.

No obstante, el problema estriba cuando esa persona permanece mucho tiempo en la vida de uno. Es en ese instante cuando se cae en el peligro de que esa capacidad de sinergias lleve a ambos a una sinergia similar que los convierta a los dos en unos “calabazas”.

En la vida hay muchos calabazas en la vida de uno. Están en la empresa que trabajas, en el deporte, en la cultura, en la ecología, en el feminismo y, como no, en la política. Sin embargo hay mucha diferencia en el resultado final cuando se es particular o cuando tienes otros individuos o circunstancia bajo las órdenes del “calabazas” en el aspecto en el que se mueva.

Sin embargo, cuando la responsabilidad es en el sector público hay que tener muy buen ojo para elegir a nuestros gobernantes y “elegir bien” como decía un premio nobel y como lo pensamos bien, algunos, no elegimos su propia opción aunque, a veces, también elijamos calabazas. No somos premios nobeles y por eso, también a veces, podemos equivocarnos. No se equivoque Ud. Sr. Premio Nobel.

P.D. anteriormente ya he hablado de ciruelos tomates y pepinos: 

http://joanllidomeseguer.blogspot.com/2021/07/ciruelos-tomates-y-pepinos.html

Comentarios

Entradas populares de este blog

Jenaro y no Genaro

Burriana no puede perder tantos trenes

Sr. Alcalde de Burriana – Borriana, això no es res per al mal que el Sr. Albiol farà a la cultura del seu poble.