Aromas de verano
Dice, la poesía y la canción, que llueve tras los cristales. Sin embargo, por mi ventana entra un sol
radiante suavizado con una brisa marina que me da un aliento de frescura en una
mañana que, seguramente, dará paso a una calurosa tarde de verano que precederá
a una noche agradable y con facilidad
para que Morfeo nos acoja en su regazo.
Los
árboles apenas mueven sus verdes hojas agitadas por el escaso discurrir del
viento entre sus ramas y, mientras, algunos pájaros revolotean por un cielo
azul que apenas vislumbra alguna pequeña nube que ni amenaza lluvia, ni se
espera que lo haga.
Uyyyyyy….
Que romántico estoy este lunes de agosto, víspera de esa festividad que divide
el mes en dos, y en el que la mitad de nuestros cuerpos está de fiesta y la
otra mitad lo desea.
Al
lado de una playa repleta de complexiones que colorean sus blancos cuerpos o en
pueblos de interior disfrutando de paisajes, sendas y caminos angostos, se
disfruta, según gustos diversos, de una vida que ralentiza su actividad a favor
de un descanso merecido tras un año de ocupación profesional, a veces, con exceso
de labores.
Nada,
eso, que muchos estais de vacaciones en este mes, por excelencia, dedicado a tan
necesario menester y a tan loable función que os permite disfruta de las fiestas
de barrios, pueblos, pedanías o comunidades de vecinos que aprovechan para dinamizar
sus vidas, de forma diferente a los once meses restantes del año.
En
fin, que bueno, a aprovechar las vacaciones. Uyyyyyy…. Suena el teléfono, ¿Te acaban
de fastidiar la jornada, un problema en el taller te fastidia la mañana? Pues paciencia.
Mañana es fiesta y tienes cerrado a cal y canto, como casi todo lo demás.
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