Gobernar a los gobernados
Leía el otro
día, a raíz de lo que me dijo una persona, sobre el significado de la palabra
gobernar y para cerciorarme de lo que el diccionario indica sobre lo que,
servidor presupone que es un acto de gestión, realmente significa y encontré
las siguientes acepciones:
Diccionario de
la Academia Española de la Lengua - “Mandar con autoridad o regir algo. -
Dirigir un país o una colectividad política. - Guiar y dirigir. -
Manejar a alguien, ejercer una fuerte influencia sobre él.”
Diccionari normatiu valencià - “Dirigir els assumptes (d'un Estat). -
Dirigir la conducta (d'algú) o el funcionament (d'alguna cosa). Dirigir
(una nau) amb el timó”
Y tras ello y asumiendo la
coincidencia de algunos conceptos entiendo o desgloso lo que se presupone que
es gobernar.
Gobernar, para mí, es solucionar los
problemas de los ciudadanos y no hacer más horas que un reloj sentado en la
silla de un despacho, no sin reconocer que para solucionar los problemas de los
ciudadanos se tengan que hacer, a veces, muchas horas de despacho.
También es pisar la calle sin
convertirse en callejero; es hablar con los ciudadanos todos los días del año y
no cada cuatro años como han venido haciendo algunos en las últimas décadas.
Gobernar es estar
disponible para el ciudadano y concienciar a algunos funcionarios que su
trabajo no es, únicamente, lavarse las manos para no tener responsabilidades,
sino que, también, aportar soluciones haciéndoles ver que ellos son una parte
del gobierno.
Gobernar es tomar
decisiones, unas acertadas y otras, las menos, desacertadas; es velar por la
mejora de tu sociedad sea el nivel de la administración que sea; es hacerse
fotos, pero las necesarias; es salir en los medios pero sin estar en exceso en
el medio.
Es también gestionar
los recursos económicos, artísticos, sociales y patrimoniales de una sociedad,
sea cual sea su tamaño; es, en definitiva, velar por una sociedad mejor en la
que los ciudadanos responsables recojan los excrementos de sus animales cuando
les pasean, especialmente para que no se sientan molestos otros gobernados;
gobernar es intentar que sus gobernados sean conscientes que todo no está,
únicamente, en las manos de los dirigentes; es un montón de cosas que implica a
ambos lados de un mismo espacio que une a quienes ostentan el poder y a quienes
se lo han otorgado.
Gobernar puede llegar
a ser una pasión que, a la vez, puede desembocar en delirio, en sufrimiento e
incluso en lujuria dependiendo de los escalafones por los que uno vaya pasando.
A veces, casi
siempre, pienso que gobernar es difícil y complicado, pero no lo es más que
dirigir una empresa, formar una familia, entrenar un equipo deportivo u
organizar un grupo teatral. En fin, eso, que gobernar no es fácil, aunque
habría que hacerlo fácil, a pesar de las circunstancias.
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