Traiciones con o sin corazón
Hay
veces, que el corazón nos traiciona y otras que somos traicionados por el corazón.
Las primeras suelen ser subsanables mientras que las segundas suelen ser
irreparables porque ya no se suele disponer de tiempo para ello.
Hablar
del corazón y con el corazón son cosas muy diferentes y sus consecuencias los
son, también, muy diferentes y quienes hablan del corazón, de forma reiterada,
suelen ser hipocondríacos, aunque no son sólo hipocondríacos quienes hablan del
corazón, sino de otras partes del cuerpo metidos en hospitales o enfermedades
que por más que hables de ellas no tienen cura por si mismas, sino por
tratamientos, por más o menos que hables de ellas.
Sin
embargo, hablar con el corazón es señal de bondad, de bonhomía, de honestidad y
de otras muchas cualidades de las que no voy a hablar porque son muchas y son
por todos conocidas y no practicadas, por que lo que priva hoy es todo lo
contrario, hablar por interés, con la mentira y la falsedad por delante y con
el objetivo de beneficiarnos de forma rápida sin importarnos lo que nos dice el
corazón, aunque hay muchos que no lo han escuchado jamás; nunca han sabido que
lo tienen como no haya sido por un achuchón y nunca lo sabrán, a pesar de haber
padecido alguno.
Hay
veces que, al actuar, el corazón nos falla, no responde a los objetivos fijados
por la mente y ello es consecuencia de las divergencias existentes, en muchas
ocasiones entre una parte del cuerpo y otra, entre el corazón y la cabeza y es
que, a veces, ambos dos no caminan al mismo ritmo, o mejor dicho, en la misma
dirección al ser diferentes sus sensibilidades.
Cuando
a una edad en la que la vigorosidad del cuerpo domina, el corazón apenas se
escucha, pero en otras es la mente la que no responde a los estímulos de un
corazón cansado por la vida y por los propios golpes que ella misma nos
proporciona y que no son pocos y es en ese momento cuando el corazón empieza a
flojear, a pesar de no haber sido gastado mas que para bombear sangre al resto
del cuerpo y no para transmitir hermosos sentimientos a quienes nos rodean.
Mente y corazón, corazón y mente son algo que debería
funcionar al unísono y para ello nada mejor que escuchar el corazón con la
mente; ejercitar lo que nos dice el corazón a través de la razón y razonar las
cosas con el corazón su simbiosis, sin lugar a dudas, nos permitirá
desplazarnos por la vida, al menos y no es poco, con la conciencia tranquila,
esa misma conciencia que muchos tiene vacía de contenido y sin bagaje alguno
que hayan podido llenar a lo largo de su trayectoria existencial, esa de la que
conocemos su origen y de la que desconocemos su fecha de caducidad.
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