Cualquier tiempo pasado ............... Amén
El otro día, un miembro de un equipo, podría ser de futbol, balomano o básquet, o , incluso, concejal de tu ayuntamiento, me decía que son los mejores y entonces pensé lo equivocado que estaba al sentir de esa forma debido, principalmente, a que en este momento, él pensaba que todo les estaba saliendo bien cuando, sin darse cuenta de lo que decía, estaba chupando mucho banquillo y recibiendo muchas críticas por su falta de juego del bueno.
Digo pues, que pensé
que era un engreído, entre otras cosas porque iban a la cola de los equipos
provinciales, su junta directiva no era de las influyentes dentro del panorama
deportivo provincial, el equipo era más un equipo de amigos que un equipo
verdadero y que lo que más prevalecía el interés de cada uno de los jugadores
por encima de los del equipo.
Ante la confianza de
mantener la categoría, le comenté que, aunque estuviera apoyado, momentáneamente,
por otro equipo inferior, sería muy difícil, por no decir imposible que
consiguieran mantener la categoría a lo que él, con el aire de superioridad que
mostraba en todo momento manifestó que la categoría estaba asegurada a lo que
yo le contesté que lo dudaba.
Y, es que, para
mantener la categoría se requieren varias cosas. Primero un líder del equipo,
cosa que en el que confiaban había perdido el respaldo de muchos de los socios.
Un buen equipo y no de figurines que lucieran palmito en el campo de juego. Un
buen banquillo, cosa que en el equipo no había, según se podía ver en cada momento
y, por supuesto, una buena cantera, cosa que no habían sabido promover y se
habían quedado anquilosados en el mismo juego desde el primer día.
Le comenté que había
escasez de ilusión, mucha falta de ganas en los propios jugadores y que no
podían vivir de glorias pasadas como estaban haciendo. En fin, después de
comentar diversos aspectos de su plantilla y del entorno que les envolvía, le
comenté que le pasaba algo parecido al equipo de su pueblo que tenía muchas
posibilidades pero que nadie sabía aprovecharlas y que su entrenador debía
sentar en el banquillo a más de uno para regenerar la sabia de ese tronco
deportivo que le posibilitara afrontar su futuro mirando hacia adelante y no
hacia un tiempo pasado que jamás va a volver y, por supuesto, pienso que nunca
fue mejor que el presente y, mucho menos, que el futuro. Amén.
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