Más conciencia cívica
Hola Rosa, si ya se
que me has dicho que hace tiempo que no escribo, pero es que la verdad estoy
bastante confuso-cabreado-malhumorado y un poco hasta los …….. de todo lo que
está pasando aquí, allí, al otro lado, dentro y fuera, a la derecha y la
izquierda, arriba y abajo, delante y atrás. Nada, eso, que no me sale demasiado
escribir para mostrar mi descontento porque parezco el “tio pupas” disconforme
con el mundo que me rodea.
Pero, mira por donde,
a medida que escribo lo anterior se me plantean temas relacionados con ciertos “vigilantes
de nuestro entorno” que sólo tienen interés en poner a caldo a quienes
gobiernan el Magnífic y, a veces, no sin motivo, lo que ocurre es que se les
nota demasiado el plumero, se les ve en exceso el rabo y el interés en lo que
persiguen y, en algunas ocasiones no tienen el más mínimo decoro en, incluso,
utilizar la mentira y la manipulación informativa.
No seré yo quien
defienda a nuestros representantes municipales, ellos ya son mayorcitos y
tienen sus medios. Sin embargo, me fastidia mucho la imagen que se está dando
de esta ciudad sin, en ocasiones, tener los motivos suficientes, ni las razones
adecuadas para hacer y difundir lo que están haciendo de esta ciudad que tiene
muchos recursos muy desaprovechados y en la que algunos gobernantes, actuales y
pasados, han tenido como único interés dejar su nombre inscrito en una placa
con motivo de alguna inauguración realizada, a veces, sin demasiado interés
social y con nula capacidad de reversión cultural, deportiva o social a la
ciudad que lo alberga o a la que representa.
Leo, en esas páginas
que invaden las redes, que algunos contenedores de nuestra ciudad están llenos,
a las tres de la tarde, y que a su lado hay no sé cuantos muebles, televisores,
colchones u otros utensilios sobrantes de cualquier hogar que ha renovado parte
de sus pertenencias y por ello le echamos la culpa a nuestros electos
concejales, a mi me gustaría que nos acordáramos, además, de los “guarros,
inconscientes y desaprensivos” ciudadanos que teniendo un eco parque muy cerca
de sus hogares no hacen de él el uso debido.
Cuando vemos una
defecación canina en la calle y hacemos responsable de ella al perro que la ha
efectuado o al responsable municipal que corresponda, creo que hay que echarle
la culpa, además, al “cerdo del dueño del perro” que no ha sido capaz de
recogerla.
Con todo esto, no voy
a eximir de la parte de la culpa correspondiente a nuestros munícipes pero, la
verdad, es que necesitamos un poco, o mejor dicho un mucho, de concienciación
cívica para que esta o cualquier población esté más limpia. Tenemos derechos,
pero también obligaciones y, algunas, no cuestan tanto de cumplir.
Ya ves al final me ha
salido esto. Suerte amiga.
No es más respetuoso el que limpia, si no el que no ensucia.
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