Primeras impresiones sobre el Código Ético de Burriana
Leo que Burriana, por
fin, tiene ese código ético que la va a salvar de todos los males terrestres y
celestiales y que tras su aprobación plenaria todos los problemas que tiene
nuestra ciudad quedaran subsanados por arte y gracia de quien tras dos años de sangre sudor y lágrimas ha
alumbrado, cual bombilla, tan importante documento.
Alguien habrá dormido
tranquilo tras tan doloroso y largo parto que se hubieran podido ahorrar porque
no va a servir para nada, únicamente para encrespar a más de un colectivo de
personas que van a ver como en aras de una progresía mal entendida se deja en
manos de ciertas personas descastadas y sin principios una serie de responsabilidades
que no plantean a nadie, salvo a ellos, ningún problema, pero la culpa no es
sólo de ellos, sino de quienes los apoyan para conservar lo que tienen debajo
de sus reales posaderas.
He buscado la posibilidad
de leer con detenimiento el referido Código y, todavía, no lo he podido
localizar para conocerlo más detalladamente, pero tras lo oído por las
declaraciones de unos y otros creo que, a pesar del código, todo va a seguir
igual.
Parece ser, como debe
ser, que no hay prohibiciones, sino
limitaciones a presidir, especialmente, actos religiosos, como si anteriormente
los presidieran. Quien preside es el organizador del acto, pero como no sé qué
ojeriza tienen algunos a la iglesia, todo es ver usurpaciones, especialmente de
poder que es lo que les jode. Las otras no. Simplemente el poder.
Hay actos, religiosos
o no, en los que se invita a entidades o asociaciones y, entonces, se acude
como invitado y, normalmente, a los invitados, se les suele dar un lugar
destacado; lo mismo ocurre con el fútbol, los toros u otra actividad bien sea
de hacer punto de cruz o jugar a la petanca. Lo que pasa es que a algunos,
repito, descastados que no tienen principio alguno, tienen que tenerlo por
escrito si no se les olvida.
También, estos
descastados, deberían tener unas normas de urbanidad y de educación, cosa que
se no se les puede olvidar, ni de vez en cuando, porque nunca las han tenido y
entonces deben recurrir a lo que recurren, intentar destruir sus propios
orígenes que no son otros que la cultura occidental basada en el derecho romano
y la cultura cristiana. Aunque les pese y para ello manifiestan que se margina
a otras confesiones. ¿Quién margina a quien?
Si lo que se pretende
es que el Ayuntamiento no respalde aquellas actividades que forman parte de la
cultura e historia de una población que ha pasado por muchas culturas,
religiones y gobiernos, creo que se van a equivocar y si quieren hacer cambios
empiecen a prohibir que es lo que más les gusta. Lo que tienen que hacer es
concienciar y proteger nuestro patrimonio, nuestras costumbres y a nuestras
personas, sin tener en cuenta más que son ciudadanos de una población que se
merece tener un mejor futuro y mejores gobernantes. Amén.
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