Personalismos, soberbia y prepotencia
¿No te pasa, a veces,
que cuando analizas lo ocurrido a tu alrededor ves lo hipócritas que somos las
personas después de una situación complicada por una gestión o unos hechos?
A mí si, pero no sólo
hipócritas, sino, de vez en cuando, tontos, un poco lelos e incluso, de vez en
cuando idiotas. Y es que algunos nos pensamos que lo nuestro es lo más
importantes del mundo para todos, incluidos quienes no viven en nuestra propia
casa y es que, vamos a ver, hay por ahí una fauna que déjamela estar.
Huy…., Dios mío. Hoy estoy
muy agresivo y es que tras la Semana Santa, que algunos intentan denominar de
otra manera, y de esos días, para mí, de mucho trabajo, tengo la sensación que
las pilas se me han cargado, un poco, de mala leche; algo así como un yogur
caducado en el que se han formado grumos.
No sé, en dos meses
llegaremos a la conmemoración de un año desde las elecciones municipales y en
tres, meses, a la celebración del cambio de gobierno en muchos consistorios,
entre ellos el de Burriana, y si hacemos un repaso a la gestión llevada a cabo
vemos como al equipo de gobierno municipal le continúan explotando en las
narices los globos envenenados que en su día le traspasó el grupo mayoritario
de la oposición, otrora gobierno, y que no termina de saber cual es su
posición real en el consistorio exigiendo lo que no hicieron cuando gobernaban.
El penúltimo, Sant
Gregori, un proyecto muy interesante que siempre he considerado un valor
importante para el desarrollo turístico de Burriana y que ahora no sé cual es
su designio, lo que si tengo claro es que entre todos lo mataron y él sólo se
murió.
En este proyecto, y en su etapa actual, no hay un único culpable. Son varios los gestores de una difícil
e incierta situación que harán complicada su ejecución. Por un lado la crisis;
por otro la empresa y por otro el Ayuntamiento y es que no hay nada peor que
los personalismos, la soberbia y la prepotencia y en este caso, todos lo
sabemos, ha habido demasiado de todo y ello ha impedido su ejecución real.
No me canso de decir
que Burriana, nuestra ciudad, tiene muchas posibilidades y todas desperdiciadas;
que tiene muchos recursos turísticos muy desaprovechados y que no se han sabido
aunar los recursos, los esfuerzos y las posibilidades para ofrecer un producto
serio, capaz y real para llevar adelante un desarrollo sostenible que facilite
a los burrianeses un progreso sostenido, integral y que sea suficiente para
captar las inercias de sus ciudadanos. Y no es por falta de valores reales. Otros ya los hubieran aprovechado para un bien común y no en individualidades.
Nunca he sido un gran
conocedor de las leyes urbanísticas porque creo que no han sido muy claras, al
contrario más bien complejas, y es que a lo mejor es eso lo que se pretendía. Pero,
en cambio, siempre he apostado por una ciudad turística y siempre he tenido
claro que su desarrollo pasa, inexcusablemente, por la ejecución de un proyecto
claro en esos archiconocidos terrenos que no quiero nombrar, por vergüenza de
lo que no se es capaz de hacer, y que son de titularidad municipal y que se
encuentran entre el paseo marítimo de Burriana y la avenida del Mediterráneo y
que se extienden desde el puerto hasta
el Grao.
Me duele, como ya he
dicho otras veces, que sigamos hablando, a lo largo de muchísimos años, de los
mismos temas y que las ventanas de opinión que van surgiendo sólo tengan una
motivación determinada y que respondan a intereses personales de unos u otros
pero, me da en la nariz que dentro de tres meses, cuando celebremos el
aniversario del nuevo equipo de gobierno que, de momento, tiene un aprobado
raspado en algunas asignaturas y un suspenso en alguna que otra “maría”
continuaremos con las mismas asignaturas pendientes excepto, eso sí, de la
papelera a la cual ahora tendremos que buscarle una utilidad a ese montón de
millones que nos costó, a todos los burrianenses, gracias al interés de algunos
en que lo compraran unos, entonces, amiguetes.
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