Regreso al futuro

La reflexión llevada a cabo, por un servidor, después de los resultados obtenidos en las últimas elecciones municipales y autonómicas celebradas el pasado 22 de mayo me ha conducido a variar mis parámetros profesionales y me ha llevado a la reflexión sobre la soberanía y la “sapiencia” del pueblo.

Es indudable que el pueblo es soberano, pero otra cosa es su acierto en la elección. Eso si, como soberano, el pueblo tiene, afortunadamente, lo que quiere. Tras los resultados, sólo cabe decir, suerte en el futuro, porque el pasado es el que es y el presente, lo que hay y lo que hay, hay y nada mas.

Decía un amigo mío del PP ya fallecido “Por lo bien que lo he hecho, un cigarrito para el pecho” yo lo modifico y digo “por lo bien que lo he hecho, mayoría absoluta”, muchos son los porqués del resultado y como ya decía en anteriores artículos la lamentable decisión era que había que elegir, desgraciadamente, entre la candidatura menos mala de cuantas se presentaban a las elecciones y ello lo corrobora el elevado número de abstención, la gran cantidad de personas que votaron en blanco y el porcentaje de votos que, de forma intencionada, se depositaron nulos.

Probablemente estos resultados harían reflexionar a cualquiera, pero estoy bien seguro que nada de nada, nada; como mucho autoproclamarse vencedores y alegrarse del éxito obtenido por parte de unos y lamentarse, también de los resultados, por parte de otros.

Aunque estemos en Burriana, una población de 37.000 habitantes, lo que esta ocurriendo fuera de los límites municipales, debe verse como un requerimiento de la ciudadanía, el movimiento 15M no es más que una muestra del descontento ciudadano, de la angustia de una población sin visión de futuro, del estado de desesperación de mucha gente que ve como las distancias entre los mas poderosos y el ciudadano de a pie con un sueldo, como mucho, “mil eurista”, no tiene excesiva esperanza en el futuro que está por venir.

El “15M” aunque quieran hacerlo ver de otra manera, no es un movimiento juvenil, es un movimiento de desesperación y de desconfianza, es una muestra de la situación real oculta tras los escándalos de corrupción política, de los blindajes de los grandes ejecutivos, de aquellos “ex” ministros, presidentes de gobierno, diputados, consellers u otros cargos públicos que cobran cifras millonarias frente a la precariedad laboral, bajos salarios y economía sumergida que nos lleva a lo que tenemos.

Mi determinación personal no es otra que la de la actividad, la del paso a a la actividad en la trinchera que yo mismo he elegido y desde ella intentar mejorar esta ciudad "dormida" a la cual va a ser muy difícil despertar si se continúan los mismos parámetros, parámetros que al mismo tiempo veo difíciles de modificar, por capacidades, por cuotas de poder y por curriculum.

La globalización de la sociedad no implica que los problemas derivados de planetariedad de los hechos no repercutan en la gestión municipal y como he dicho al principio, el pueblo es soberano, ser sabio es otra cosa.