joan llido

  Querida Rosa. Supongo que a ti te pasará igual que a mí y a otra conocida mía cuando pido un cita telefónica con el médico de cabecera y es que para esa consulta telefónica a mi amiga le han dado para trece días y a mí para dieciséis días con sus mismas noches. La verdad es que es, un poco, para echarse a llorar. No contento con eso intento solicitar una cita presencial para otra persona, que tiene como médico al mismo profesional, y me da cita para catorce días desde el momento en que lo pido. De pena. Imagínate que estoy resfriado o no me encuentro bien en general y pido una cita a mí médico y me la dan para catorce días. ¿Cómo voy a estar dentro de ese tiempo? Que solución tomo. Voy a urgencias y, entonces se colapsan las urgencias porque un resfriado no es para ir a urgencias. ¿Qué hago? Si la cosa no está clara me derivarán al Hospital de la Plana que es mi hospital de referencia. Llego allí. Triatge, en veinte minutos hecho. Luego pasa el tiempo, a veces hasta más de una

  Hay veces que algunos cargos electos se piensan que ello, el cargo electo, les va a durar eternamente y se comportan con una arrogancia y prepotencia inusual para lo que debería ser el normal desenvolvimiento del día a día en su gestión pública y ello, la prepotencia y la arrogancia, lo podemos ver en cualquier escalafón de la vida pública. Y digo esto, porque cada día vemos actitudes arrogantes en nuestros mandatarios y, es que, cuando les planteas algo, consideran que actúas contra ellos en lugar de ver que les estás facilitando su tarea dado que, en muchas ocasiones, ellos, los gobernantes, no alcanzan a ver todo lo que sucede a su alrededor o los defectos que puede haber en su pueblo, provincia, comunidad o país. Es de ser miopes que cuando a algún representante público le indicas cualquier anomalía que pueda ocurrir en su jurisdicción se lo tomen a mal cuando en realidad deberían tomárselo como una oportunidad, como una ocasión para brindar a su ciudadano la ocasión de demos