Nueva campaña electoral

Hoy empieza una nueva campaña electoral y, visto lo visto, la suerte está echada, muy a pesar de la opinión de la inmensa mayoría de la gente, los cuales decidiremos el voto al analizar el concepto de la confianza que cada candidato nos ofrece.
Los unos, porque gobiernan aquí y los otros porque gobiernan allá, siempre eligiendo entre dos palos de la baraja, no nos muestran ninguna o muy poca confianza al habérsenos “tirado”, ambos dos, a pantalón caido.
El abanico de posibilidades es más amplio que unos y otros, pero mayoritariamente serán los dos grupos mayoritarios quienes se llevarán el gato al agua y serán quienes decidirán a lo largo de los próximos cuatro años los designios de esta España cada vez menos autónoma y más sometida, como el resto de países de Europa, a la normativa intencional, y si eso ocurre así, por aquello de la globalización, que no ocurrirá con esos reinos de taifas a los que pedimos mucho cuando gobiernan los otros y poco cuando lo hacen los nuestros.
Digo pues que comienza, nuevamente una campaña electoral, aunque pienso que ya hace muchos meses, que digo meses, años, que ha comenzado con el acoso y derribo del adversario, sin darnos cuenta en la delicada situación en la que nos encontramos, en la cual hace más falta arrimar el hombro, cosa que no se ha hecho, que criticar al poder elegido con el único objetivo no de mejorar la situación, sino de quitarle la silla para sentar “mis reales posaderas” en el lugar que él ocupa.
En fin, ya tenemos a la vista quince días de agobio televisivo, de algunos carteles y mítines por nuestras ciudades y de una noche de cuchillos largos que si bien todo parece estar decidido volverá a congregar ante la puerta de algún partido a multitud de militantes para celebrar algo, no se si una amarga victoria o una dulce derrota, pero seguramente, todos ganarán algo.

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