Esperando el futuro

Anoche, tras las campanadas que señalaron la medianoche, con la luna menguante y la tranquilidad del momento después de dos intensas jornadas de charangas, falleras, tracas y una gran vorágine festiva, saqué a pasear a mi perro con un ambiente relajado y sosegado que incitaba a seguir paseando por las calles de la ciudad en la que nada se escuchaba hasta que llegó el camión de la basura.
De repente, y al pasar por el lado del monumento dedicado a la figura de D. Jaime Chicharro, vi en uno de sus laterales del conjunto uno de sus personajes que se encontraba con la mano frente a sus ojos en posición de otear el horizonte y ello me produjo una sensación que en los centenares de veces que he pasado por su lado no había sentido antes. No sé, tal vez la sensibilidad del momento me hizo ver algo que hasta la fecha no había observado.
Tras el rápido paso del camión de la basura, volvió el silencio, la luna seguía menguando y la gran contaminación lumínica existente en la zona vigilaba una sombra, la mía, que se intensificaba y casi desaparecía tras los claroscuros de la proyección de las hojas de los árboles sobre el suelo.
Mientras esto ocurría, la hierática figura seguía intentando ver algo más allá de mi alcance. ¿Sería el futuro que siempre está por llegar? Es posible, pero un futuro que tarda demasiado en hacerse presente y, con su llegada, hacer posible que la ciudad que envuelve este conjunto progrese y sea capaz de encontrar su futuro y convertirlo en presente para que de esta forma pasado, presente y futuro hagan posible la esperanza de muchos ciudadanos que sienten que el bullicio, la alegría y la proyección de su ciudad es, sólo, flor de un día.
De regreso, las señales horarias del emblemático campanario de la ciudad, señalaban una nueva hora, habían transcurrido unos instantes, el tiempo pasaba, la menguante luna brillaba en el cielo y las luces impedían ver las estrellas; regreso a casa y aprovechando el presente escribo estas letras mientras espero la llegada del futuro que, sin lugar a dudas comenzará con las luces del nuevo día.

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