Sólo hay un culpable
Indudablemente todos
tenemos ganas de que esto pase. No creo que haya nadie que no desee que esta
pandemia termine, que pasemos capítulo y emprendamos nuevos proyectos e
ilusiones que nos ayuden, siempre, a encarar nuestro proyecto de vida en busca
de, supongo, un mundo mejor.
Todos tenemos deseos
de poner un punto y aparte y de ello se hacen eco los medios de comunicación
preguntando que haremos el día de después. La verdad es que, la mayoría
responden con los mismos deseos, además de compartir la cerveza o el vino con
los amigos. Besar, abrazar y tocar a aquellas personas que queremos y que
suponen algo en nuestras vidas. ¿Hay algo más hermoso que querer?
Abrazar a mis hijos,
a mis nueras y yernos, a mis hermanos, a mis amigos, a mis padres y sobre todo
a los abuelos, todos esos abuelos que han levantado al país varias veces y que,
seguramente, tendrán mucha importancia, también, en la solución de esa próxima
crisis económica y laboral en la que nos encontraremos ese día después.
Sin embargo y dadas
las circunstancias yo no dejo de pensar, también, en todos esos a los que los
hijos no habrán podido despedir; aquellos a quienes los amigos no han dado su
último adiós; aquellos hermanos que han visto rotos los vínculos familiares al
haber partido uno de ellos; a las madres que han perdido a su ser más querido;
a los padres que no le han podido coger la mano a su hija o a su esposa antes
de partir.
Esto es una pugna y
los daños son muchos e invalorables y
todos somos víctimas. Los que se van por dejarnos y los que, de momento, nos
quedamos por el dolor infringido con las pérdidas y los vacíos que quedan en el
fondo de nuestros corazones.
Esto es lo que es.
Unos lo llamarán epidemia; otros pandemia y otros plaga, pero de lo que no cabe
duda es que tras cualquiera de estas palabras existe un dolor ciego, un dolor
inolvidable, una angustia tremenda sobre la cual sólo cabe la reflexión de que
se hace así para no empeorar la situación, por más que a cualquiera de los
implicados nos duela.
Después vendrán los
análisis; las valoraciones; la búsqueda de los culpables y la planificación de
objetivos personales, pero sepan todos que sólo hay un culpable. El ser humano
con todo lo que él conlleva. Ahí es nada.
P.D. Para muestra un botón:
https://www.elmundo.es/papel/historias/2020/04/12/5e9305e7fdddff4b378b45cb.html
https://www.elmundo.es/papel/historias/2020/04/12/5e9305e7fdddff4b378b45cb.html
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