Algo aprenderemos. Supongo.
Hoy, es el único jueves,
de los tres que había, en los que más relucía el sol. Los otros dos Corpus Christi
y el día de la Ascensión, salvo en puntos muy concretos, se han trasladado al
domingo siguiente y es que, todo cambia, todo evoluciona según nos interese y
lo que en un momento es intocable, en otro deja de serlo.
A quienes sean poco
curiosos o no lo sepan hay un refrán que dice “tres jueves hay en el año en que
reluce más el sol, Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la ascensión”. Si
lees esto y no entiendes, todavía, el refrán pregúntale a alguna persona un
poco mayor y te lo explicará.
Sin embargo, este año
nos hemos quedado sin muchas cosas. Sin fallas, sin la Magdalena, sin Semana
Santa y nos quedaremos sin Pascua, sin el Cristo y sin San León, sin feria de
abril, sin Cruces de Mayo y sin las Hogueras de Alicante, entre otras muchas
cosas.
Cosas y actos que si
cuando apenas habíamos pasado la resaca de las campanadas allá por el lejano
primero de enero de este presente año nos lo hubieran dicho que iban a
suspenderse le hubiéramos dicho que todavía estaba bajo los efectos de esa
Nochevieja que acababa, en ese momento de concluir y que encaraba este año
hacia un futuro inimaginable, impensable e inesperado que nada hacía presagiar
nada de lo nos ha deparado.
En apenas tres meses
hemos dejado de vivir todo lo que, hasta la fecha, era normal; era lo habitual;
la costumbre; lo tradicional y lo que nos tocaba vivir sin haberlo vivido, sin
haber sentido el peso de la historia ni de lo que considerábamos trivial, vanal
o imprescindible y ello ha servido para que nos demos cuenta que nada es
imprescindible y que todo es prescindible, salvo la salud, como si fuera el día
22 de diciembre después del sorteo de Navidad en el que comprobamos que no nos
ha tocado ningún premio.
Me hacía reflexionar
un amigo y me decía que lo que nos está ocurriendo es una lección de humildad
para quienes nos creíamos el centro de todo cuando no dejamos de ser algo menos
que una, poniéndole una palabra no mal sonante, una defecación, por no decir lo
de la “mierda”.
Y creo que sí. Creo
que así es y este planeta en el que vivimos y cuya tierra nos devuelve lo que
sembramos, en estos momentos nos está devolviendo lo que hemos sembrado,
Destrucción de los mares, de la corteza terrestre, contaminación, incendios
forestales, aniquilación de especies, sobre explotación de los acuíferos, de
los recursos naturales y de otras muchas cosas que voy a omitir por no hacerlo
muy largo.
En fin, eso que es
jueves, el sol relucirá en unos sitios y en otros no tanto pero espero que
reluzca en nuestros corazones ávidos de que todo pase para volver, si puede
ser, a una normalidad normal y no lo que teníamos. Algo aprenderemos. Supongo.
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