¿Es verdad lo de la Unión Europea?

Europa ha tomado una determinación que intenta unir, un poco más, a los integrantes de la Unión Europea; eso es lo que dicen quienes lo han firmado y quienes deben justificar una serie de dispendios que ha costado el llevar a cabo la referida reunión en Bruselas ante quienes debemos de pagarla y pagar los sueldos de quienes allí han acudido y de los miles y miles de funcionarios que pueblan la capital europea sin que muchos lleguen a entender la efectividad de su labor.

El concepto de Europa ha variado con el paso del tiempo y de la evolución de los medios de comunicación, no los que se leen, miran o escuchan, sino de los que favorecen el desplazamiento rápido entre los ciudadanos que la habitan y, también la procedencia de quien opina y siente una idea que no termina de calar en el pensamiento de los cientos de millones que habitamos este territorio, en el que se reproduce la existencia de los antiguos reinos de Taifas y la coexistencia de señoritos que dominan los diferentes corrales por los que nos movemos los ciudadanos que de forma periódica elegimos a nuestros representantes.

Uno, que ya hace tiempo que peina canas, recuerda los anhelos de esos españolitos de su época y cree que la Europa pensada no es la que hemos construido y la que tenemos; la Europa soñada dista mucho de la realidad, un mercado de intereses gobernado por quienes nada tienen que ver con la UE y que está dejada a las manos de especuladores que la dirigen y que hacen de ella lo que se les antoja y a aquellos ciudadanos de la calle nos toca la ilusión de pagar y seguir pagando los caprichos de unos “señoritingos” que quieren hacernos creer que Europa es la cuna de las libertades y un proyecto común de quienes la habitamos; algo muy lejos de la realidad.

A veces, las uniones surgen de los fracasos y si no miremos la actual situación de los bancos y cajas y comprobaremos como se han unido gracias a los fracasos de ellos mismos y a que el mercado, dirigido por esos especuladores que mandan en Europa y otras lares, les ha exigido que busquen una solución y esta solución ha sido el pago, por parte de los ciudadanos de los costos de la mala gestión a cambio de nada o de muy poco y de sueldos millonarios que se han llevado quienes han hundido o están hundiendo la cultura occidental y los bancos en beneficio de los propios intereses de unos pocos.

Hace unos días se tomó un acuerdo importante del que se descolgó el Reino Unido, sin darnos cuenta que este país nunca ha mirado al otro lado del Canal de la Mancha sino a la otra ribera del Atlántico, jamás ha cedido nada a Europa como no haya sido para obtener un mayor beneficio y nada le interesa de Europa como no sea favorecerse de su proximidad geográfica para que viajemos como turistas a sus museos, repletos de restos expoliados a todo el mundo y/o compremos los souvenirs reales que llenan las arcas de ese estado que, a pesar de dejar de ser una isla gracias al túnel bajo el estrecho, nunca se ha sentido como compañero de viaje hacia un destino común.

Nos encontramos en una bifurcación en la que no sabemos que dirección tomar porque los tumbos que damos igual nos acercan a una como a otra dirección y quienes se reúnen para decidir el camino a seguir buscan, únicamente, salvar sus propios muebles y asegurarse una temporada de pingües beneficios individuales que no ayudan a conseguir ese proyecto común en el que muchos, hace algunos años, pusimos de manifiesto a interés cero y no como ahora que el interés es mucho más alto.