Se acerca la Navidad

Nos encontramos en las puertas de la Navidad, esas fechas en las que las felicitaciones, los buenos deseos e intenciones fluyen, más de lo normal, a flor de piel y en los que las tropelías del resto del año se tornan, simplemente, en buenas intenciones.
A medida que pasan los años y que ves como los hijos de los amigos se hacen mayores, como los tuyos van creciendo y añadiendo nuevos elementos, a esta íntima comunidad, vas apercibiéndote que esos años que pasan para los demás, también pasan para ti, con todo lo que ello comporta.
En fin, que a medida que veo pasar el tiempo y, afortunadamente, cada año una nueva Navidad, me alegro de vivirla pero, a la vez, me entristece el significado de la misma dado que mientras en los medios de comunicación nos alientan a ser solidarios, a compartir, a colaborar con los que menos tienen y a intentar un mundo mejor, esos mismos medios nos incitan al consumo masivo, a comprar regalos para unos y para otros, a viajar y a pasar del sentido real de la Navidad, que no soy yo el que lo va a explicar, en definitiva que ante las contrariedades, sucumbo ante la depresión.
Si, me deprimo un poco porque me gustaría solucionar los problemas existentes, buscar y conseguir un mundo mejor, más humano, del que desapareciera la penuria, donde viviéramos mejor y fuésemos más solidarios y en el que nos simplificáramos, si cabe, el día a día de nuestra vida.
Si, ya lo se, es la utopía, pero es buscando la utopía cuando se encuentra la realidad y la realidad de hoy es que este fin de semana muchos se habrán levantado muy tarde porque han tenido la cena de empresa, pagada o a escote, pero a quienes no les habrá pagado la empresa la cena es a esos muchos miles, demasiados millones de personas, que pugnan por encontrar un empleo, llegar a fin de mes, y más este fin de mes y año que precede a la temible y terrible cuesta de enero la cual precede a la de febrero, marzo y otros nueve meses hasta llegar, nuevamente, a diciembre del próximo año.
A veces, escuchamos decir que la vida es injusta y, efectivamente, así es, totalmente injusta y por eso nos encontramos las situaciones que encontramos y, en algunas ocasiones, nos vemos, sin quererlo, abocados a ellas; son situaciones que afectan a nuestros familiares, amigos, conocidos y a otras muchas personas, para nosotras anónimas, pero que tienen nombre y apellidos y tras ellos otros nombres y apellidos que aún teniendo menos edad, requieren mayores cuidados que el resto.
En fin, hoy me he puesto un poco dramático, no se si trascendente, pero a pesar de todo y acercándose las fechas que se acercan el deseo de rigor “Feliz Navidad”

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