Celos

Los celos no son cosa, exclusivamente, cuestión de pareja. Hay celos por muchas cosas y en muchas situaciones de la vida y, en ocasiones, no son otra cosa que un planteamiento para hacerse ver y oir, aunque en reiterados momentos no son escuchados.

Eso parece ser que le pasa a la señora Irene Montero que ha tenido celos de la reunión que la vicepresidenta del gobierno, a la sazón Carmen Calvo, ha mantenido con representantes de Ciudadanos a lo que, como si se tratara de un ataque de cuernos, no sé por qué, ha salido a la palestra por no estar ella u otros de su formación política en la misma mesa.

Ha añadido una serie de cosas que no vale la pena recordar pero que demuestran su afán de protagonismo más que la eficacia y la eficiencia del cargo que ostenta. También compañeros de su formación han salido a la palestra para defenderla con semejantes argumentos y es que me da que no no se han dado cuenta que lo más importante que tienen ellos, es el voto y lo que más les interesa, a ellos mismos, es el sueldo con el que pagar la hipoteca. Lo demás palabrería

Me da que con lo maquiavélicos que son, algunos, no se han percatado de las funciones que tienen y que la gestión de las delegaciones que ostentan no son más que una tapadera para tenerlos callados y sentados en la misma mesa, aunque, para ello, algunos ministros de la fuerza mayoritaria se sienten con una pinza en la nariz en la Mesa del Consejo de Ministros.

Si trasladamos esta situación hacia otros ámbitos más cercanos encontramos parecidas situaciones, con este u otro partido, a nivel de concejales tienen los mismos objetivos y los mismos intereses. Sin embargo veo algunas diferencias entre ambos ámbitos y es que mientras unos saben aprovecharse del apoyo que les dan para llevar a cabo sus políticas concretas en el otro ámbito no lo saben hacer y ello es motivo que no tienen claro un proyecto definido para conseguir su objetivo. Una pena.

Esta situación es como un “dejà vu” allá por el año 95 del siglo pasado cuando hubo quien se vendió por un plato de lentejas y ocupó un sillón en el que hubo sentadas unas reales posaderas sin eficacia ni eficiencia alguna y con un importante emolumento cuya traducción en capacidad creativa y ordenativa para Burriana fue totalmente nula.

En fin. La vida es cíclica y lo vamos viendo con el transcurrir de los años y a todos los niveles.


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