Caminando, se ve hasta lo que a alguien no le gusta

¡Ay Rosa¡, con la llegada del buen tiempo, aunque por aquí casi siempre hace bueno, me decidí a pasear por los alrededores de Burriana y, la verdad, es que, que quieres que te diga, la cosa está muy mal, mejor dicho muy abandonada y si ahora está así que será dentro de mes y medio.
Salí andando desde el casco urbano, por el camí Ecce Homo dirección puerto y cual fue mi sorpresa que a lo largo del primer kilómetro largo de recorrido, el itinerario estuvo lleno de cascotes de vidrio como si todos los días, o al menos los fines de semana hicieran botellón y, como en Calanda, la rompida de la hora o de la botella a la hora que sea.

Continúo viaje hacia mi punto de destino y llego a la ermita que da nombre al camino y veo el destrozo arquitectónico que se ha hecho al proyectar sobre las tejas de la ermita una capa de aislante contra las goteras, deteriorando la visión y perdiendo parte de la belleza rústica que tiene esta y otras ermitas de la población que se están degradando de forma progresiva.
Llego a la ermita y me encuentro el cartel explicativo excesivamente deteriorado, dando muestra que, probablemente, desde que se puso y se hicieron la foto, nadie le ha dado una mano de algo para hacerle el mantenimiento y eso que cada año llega hasta las ermitas de nuestra población, cada último domingo de enero, “La Volta a les ermites”.

Pero, igual que digo una cosa digo otra. Al menos este año los hierbajos que crecían en los márgenes, gracias que hace algunos meses los pulverizaron contra las hierbas, están bastante limpios y eso es algo positivo.
Tras este viaje, otro día, fui a pasear por el Clot en su margen izquierdo, allí donde se encuentra ese que en su día titularon com un “hotel de cinco estrellas para los galápagos”. Bueno pues, hoy en día no llega ni a pensión, con un abandono total, lleno de hierbajos y con un aspecto algo lamentable, ya no sólo este hábitat, sino el resto del paraje, un paraje en el que “els canyars” que hace unos años se encontraban en la desembocadura del Clot, ahora se están adueñando de la totalidad del entorno aguas bastante arriba.

Me encuentro con deportistas que se ejercitan, al menos, para mantenerse en forma y con algunos vecinos que caminan, como no, también para mantenerse en forma y entre ellas encuentro a dos que conozco y que empezamos a hablar del mal estado en que se encuentra el Clot y los huertos que lo circundan, totalmente abandonados, llenos de zarzas que sobresalen por encima de los naranjos y se enroscan, cual serpientes, por los árboles de la ribera del río, convirtiéndose en pólvora para un verano que se espera caluroso y seco. Y en caldo de cultivo para unos incendios de los que ya hemos tenido algún que otro aviso.
Seguimos caminando y me comentan lo abandonado que se encuentra el pueblo, las calles, la vigilancia sobre la gente que no recoge las “cacas” de los perros; quienes abandonan bolsas de basura en lugares indebidos y así un largo etc. de puntos que detallan minuciosamente porque ellas son de las que pisan la calle y pisando la calle es como mejor se ven los problemas de una población y no desde un despacho del Magnífico y desplazándose en coche.

De regreso volví por los chiringuitos y la impresión que me dio la situación de los terrenos ccolindantes me la reservo para otro día. 

Si todo lo dicho anteriormente les parece exagerado, no tienen mas que darse una vuelta por estos puntos, las visitas han sido este fin de semana y a buen seguro que todo seguirá igual.

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