¿Percepciones mías?


Querido Pepe:

No es ese Pepe que tiene un chiringuito en una cadena de televisión y que se ha rodado en Peñíscola la serie; no es el Pepe ese que juega en un equipo de futbol, ni el Pepe ese que aparece en las botellas de vino fino, es ese Pepe que vive en un pueblo o ciudad cualquiera de nuestra geografía y que no sabe retirarse a tiempo ni aquello de que una retirada a tiempo es una victoria.
Pepe. irrumpió en la escena pública en los albores de aquel tiempo en que todos íbamos a ser ricos, coches no, cochazos; casas no, casonas; viajes de placer continuados, restaurantes de primera, el Bulli, Arzac, la tasca del puerto y otros muchos lugares, eran los habituales suyos y de sus clientes/proveedores y conocidos, porque lo de amigos es otra cosa.

Le fue tan bien, que incluso se presentó a las elecciones municipales, no consiguiendo el objetivo logrado y desde entonces, sus influyentes relaciones hacen que su fracaso personal se haya convertido en el fracaso de su formación política debido a que su desinteresado interés, aparente, no haga más que torpedear la línea de flotación de un grupo que pretende algo sin conseguir que carezca de interés personal para que prevalezca el interés general.
Oculto tras los visillos del escenario controla la actuación de los actores que están en escena siempre intentando y algunas veces consiguiendo que los protagonistas de la obra respondan a sus impulsos, a pesar de que algunos pretenden darle a la misma una visión personalizada del actor aunque, sin quererlo, se vislumbra la alargada sombra de tan maquiavélico personaje.

Llega el verano, este que acabamos de empezar, y el calor calienta hasta las ideas más frescas de nuestro personaje y se prepara para el próximo envite. Pepe está alerta a cualquier movimiento de su grupo; toma posiciones para la que se avecina el próximo año, elecciones municipales, y no quiere respondones, intenta colocar a sus peones para controlar una interesada actuación sin darse cuenta que aunque consiga el objetivo a los cuatro días no le va a hacer caso y va a desarrollar su propia visión de lo que cree, piensa y desea quien consiga el sillón y es que esta situación no es nueva, se repite cada día y en muchos lugares diferentes. El alumno deja de lado al maestro y a veces actúa contra él y sus propios intereses.
Esto es lo que me contaba un amigo que ocurría en su pueblo y la historia de maquiavelismo y de intrigas palaciegas que me contó me ha traído, a mí, algún que otro recuerdo cuya situación se asemeja o puede asemejarse a lo que ocurre en nuestra ciudad dentro de las principales formaciones políticas, o al menos a mi me lo parece.

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