Confesiones inconfesables

Era una tarde, tres horas antes de la hora en que se celebra cualquier buen concierto, cuando me dirigía hacia mi casa y en ese momento me encuentro con una persona que me recuerda que esa misma tarde había una conferencia que yo consideraba importante, pero mi poca memoria hizo que se me olvidara.
Con compañía, como el ron, me dirigí al lugar en el que debía ejercitarme como oyente para escuchar las sabias palabras del ponente a quien consideraba un personaje interesante, máxime cundo le conocí hace unos diez años a través de una entrevista personal llevada a cabo en u propio domicilio y lo conceptué como una persona inteligente.
Su experiencia personal, su buen lenguaje, sus tablas y su “savoir faire” presumían de antemano una charla interesante y la verdad es que no llegó a defraudarme mucho en el contenido pero si en la forma de expresarse ante un público heterogéneo que fue a escucharle por lo que ha sido profesionalmente y no por su pensamiento político.
Todo se desarrollaba según los cánones, las explicaciones sobre su vida profesional y familiar, sus análisis sobre el tema con o sin coincidir con los presentes en la sala, los cuales respondían a una convocatoria de una concejalía de cultura y no de un partido político, en fin que de repente se descuelga manifestando que había votado a un partido político determinado y no satisfecho con haberlo dicho una vez, lo repite por segunda vez. Craso error, aunque con seguridad más del noventa y cinco por ciento de los presentes sabíamos a quien votaba.
Pero aún así, congregó a personas de toda ideología para escuchar algo que, desde mi punto de vista, nunca debe decir un ponente a través de una ponencia, manifestar tan claramente su sentido del voto; es como definirse públicamente un aficionado al futbol seguidor del Betis o del Sevilla, automáticamente producirá un rechazo y animadversión de la afición contraria.
A la segunda vez que lo dijo hubo quien se salió de la sala y no lo hizo, sólo, por lo que dijo, que también, sino por como lo dijo, despreciando al adversario ideológico de los cuales en la sala había alguno, más de uno, más de dos y más de tres que aguantaron estoicamente lo que el ponente dijo, no dejo entrever y ni dijo entrelineas, entró a saco.
Y como de todo hay que sacar algo positivo, yo he sacado en claro algo, primero que hay quien todo lo mezcla haciendo un pupurri de nada y segundo que públicamente o al  menos en una conferencia nunca debes decir el equipo de tu alma que quieres que gane la liga.

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