Compulsivos y reincidentes

De ilusión también se vive y eso parece ser lo que pretenden inculcarnos nuestros dirigentes más cercanos con las promesas que vienen realizando sobre diferentes temas especialmente económicos o de desarrollo integral urbanístico y es que cuando se oye o se lee lo que se dice o se escribe, te entran, poco más o menos, ganas de echarte a llorar.

Decir que el próximo año no se realizarán inversiones desde algún ayuntamiento cuando llevan años sin invertir nada, te da poco menos que risa. Escuchar que la deuda para el próximo año se reducirá a la mitad de lo que se debía el pasado ejercicio es poco menos que insultante, máxime con el ejemplo que se está dando a la hora de gastar en castillos de fuegos artificiales, sin con ello tener que referirme a que los castillos de fuegos artificiales sean eliminados de las programaciones festivas, si no mi amiga Reyes Martí, me pegará un puro.

Se dicen estas cosas porque en la mayoría de casos no se puede argumentar aquello de la herencia recibida, dado que en muchos municipios de la comarca quienes gobiernan son los mismos o, al menos, del mismo partido, por que de no ser así ya sabemos quien pagaría los platos rotos, aunque pensándolo bien igual fue Zapatero el culpable de todo. Por cierto ¿alguien sabe de su paradero?

Me rio yo de que se eliminan las inversiones para el próximo año cuando se llevan varios años sin realizar ninguna como no hubieran sido las del plan Z o plan C; me rio yo de la finalización de créditos, seguro que pedirán alguno por los excesos en los gastos de fiestas o de cualquier otra partida que sirva para conquistar algún que otro voto y también me entran ganas de llorar cuando, hablando de fiestas, se ve lo que se ve, que las peñas pagan una cantidad elevada de toros y el Ayuntamiento sigue pagando otra cantidad excesiva del mismo animal para tener a lo largo de una semana dos cantidades excesivas de toros que dan una media superior a tres toros por jornada taurina.

Los hay que son compulsivos para muchas cosas y más para no decir la verdad, que no es lo mismo que decir una mentira aunque con toda seguridad finalizará siendo una mentira que no se atreverán a reconocer que lo es y que aún sabiéndolo negarán que lo fue y que lo será. Así nos va y así nos ven.

Mientras nos anuncian que no habrá inversiones para el próximo año y dado que tendrán pocos quebraderos de cabeza aprovechen para mirar el estado de las calles de su ciudad, la situación de los comercios de la misma, las farolas por si se pueden ahorrar algún dinerito en luz y si alguien no ha hecho bien su trabajo exijanle que lo repare y que lo enmiende, nada cuatro cositas para que se entretengan y que, algunos, justifiquen su sueldo.