Necesidades y no caprichos, deseos y "malcrios"


Muchas veces la ilusión se va perdiendo a medida que se va andando el camino y es que, supongo, suele pasar con todo o casi todo y porque, la verdad, con todo lo que había por hacer en cultura después de muchos años de concejales en esta área como Calpe y Safont, la llegada de una persona joven con, se suponía, nuevas ganas y nuevos bríos aportaba a quienes somos amigos de la “cultureta” que Burriana emprendería una nueva senda.

Cinco años y días después y atravesando lo que estamos atravesando me duele decir que estamos, probablemente, cayendo en el mismo aburrimiento con el que nos encontrábamos con los concejales del Partido Popular, sin apenas programación, con una dilatación de actos que, en muchas ocasiones, se aburren hasta las ovejas.

Mucho me temo que en el futuro vamos a ir perdiendo fuelle, en aras al Covid19, al aburrimiento de los organizadores de eventos, a la comodidad del concejal, a la pasividad de la alcaldesa o al “meninfotisme” de ciertos que viven muy cómodamente calentando la silla que tienen con o sin fecha de caducidad.

Me fastidia la desidia y en algunos sitios hay mucha. Me entristece que quienes cobran por trabajar cobren sin ganarse el sueldo, máxime si una parte de ese sueldo la pago yo. Y que, además, quienes deberían controlar al equipo de gobierno sean tan incapaces de hacerlo y hacerlo bien que toda su gestión opositora esté encaminada a la galería sin darse cuenta que esa galería es Burriana y que la poca o mucha capacidad del equipo de gobierno redundará en el bien general de esta ciudad que nos acoge y cuyo futuro no se circunscribe a quitar al otro de la silla presidencial del salón de plenos.

Con una Casa de Cultura hecha un desastre, puertas que no funcionan, canales de desagüe rotos desde “sine die”, con falta de mantenimiento en su interior por todos los lados, parece ser que al concejal Granel le duele, igual que les ocurría a sus antecesores, mantener en pie y con uso un edificio emblemático recuperado para el pueblo por el equipo de gobierno cuando gobernaba Juan Sanchordi. Y si no es así, lo parece.

Ni el uno ni los otros se han dado cuenta que ni Sanchordi ni Palomero recuperaron este edificio para ellos, lo hicieron para que la ciudadanía, como se dice ahora, disfrute de las actividades culturales que se desarrollen en su interior. Para que todos los vecinos de Burriana tengan un punto de referencia cultural y para que otras poblaciones se den cuenta del gran potencial que tiene esta población a la que, algunos, están sumiendo en el aburrimiento.

Nada, pues eso. Que las cosas, si se mira el interés general de la población, hay que priorizarlas según las necesidades de la ciudad y no según los caprichos, deseos y “malcrios” de quienes en cada momento nos gobiernan.

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